domingo, 19 de octubre de 2014

Recorriendo La Pedrera

Dejando atrás el departamento de Maldonado, iniciamos la última etapa del viaje, en donde exploraremos la costa de Rocha. Y uno de los mejores puntos de partida para esto, es sin dudas La Pedrera.

La Pedrera es un pequeño pueblito balneario al cual llegamos en colectivo desde la terminal de Punta del Este. Para esto tenemos servicios, (Por ejemplo, de COT),  que nos llevan hasta Rocha (La cabecera del departamento), en donde luego podremos tomar un colectivo que nos deje en La Pedrera, o bien, tomar uno de los pocos servicios que hacen este mismo recorrido íntegramente (En mi caso, elegí Tur-Este). Ambas opciones terminan costando lo mismo y llevándonos en el mismo tiempo total.

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que ese ineludible desvío hacia el interior agrega bastante tiempo de viaje, pero por otra parte, esto me permitió conocer algo del hermoso paisaje campestre de Rocha, y ojear su cabecera, la cual me anoto para recorrer en otra visita.

El viaje que hice tuvo la particularidad de tener un afortunado desvío: Gracias a las incesantes tormentas del Febrero que estábamos transitando, algunas zonas de La Barra se encontraban anegadas, por lo que el chofer se tomó su tiempo en encontrar una ruta alternativa por dentro del pueblo, lo que me permitió conocerlo un poco más.

El campo de Rocha es completamente sinuoso, lleno de inmensas, suaves y verdes lomas que se entrelazan entre sí para perderse hasta el horizonte. Muy entretenido y lindo de vivir. Las rutas, impecables, y el pueblo de Rocha, con el atractivo de los pequeños lugares de antaño. Sin dudas, quiero volver para caminarlo.

Una última escala en La Paloma me demostró que no me equivoqué cuando elegí seguir hasta la Pedrera. El lugar me resultó bastante triste, dándome la impresión de que sus mejores días no eran precisamente estos.

Ni bien llegamos a La Pedrera entendemos que es un destino especial. Venimos de Punta del Este, un monstruo de cemento y status con su tremendo puerto con yates y cruceros en donde prácticamente todo es mantenido fríamente “de punta en blanco”. Ahora, nos hallamos frente al tanque de agua, (No hay terminal!) de un pequeño pueblito lleno de vegetación, con calles de tierra, y lleno de vida y color. Otro universo. Maravilloso!

Y cuando remarco la vegetación del lugar, es porque prácticamente el pueblo se encuentra conviviendo de forma más que armónica con el bosque. Ambos son uno. Y si esto no les resulta mágico, esperen a que salgamos directamente desde el bosque, a la playa Guiño

Realmente el lugar conjuga paisajes y estilos (incluso de vida), completamente únicos, que nada tienen que ver con lo que vimos hasta ahora.

En esta oportunidad, recorreremos el pueblo y aprovecho también a traerles algunas vistas del campo, desde la ruta recorrida.

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La semana que viene, nos internamos en el bosque, y bajamos a la playa