Ese día desperté en
Belén junto con el sol. Tenía que desayunar a primera hora y acercarme a la terminal a tomar el primero de los transportes que me llevara a la otra punta de la vecina localidad de Londres… a descubrir la mas austral capital incaica… ¡El Shincal de Quimivil!
El minicolectivo no se hizo esperar. Tomé mi boleto cortado a mano y me senté delante de todo, casi como siempre. Para mi estupor, el chofer saludaba por nombre a prácticamente todos los habituales, y mas aún fue mi sorpresa, cuando posteriormente hablando con algunos locales, me enteraría que el chofer no era otro que el dueño de esa mini flota de transportes. El ritmo, el empuje y la simpleza del interior, no conocen de límites.
Tras recorrer transversalmente la mayor parte de Belén y la totalidad de Londres, el colectivo me dejó en las cercanías a la entrada. Una breve caminata me separaba de la primera visita guiada del día, la que quería hacer porque me habían dicho, y con razón, que comprendía un recorrido mas largo que las otras. Además, ésto me permitía disponer del resto del día para conocer Londres y un poco más de Belén, así que aboné mi entrada, y comenzamos la caminata.
El Shincal de Quimivil es una ciudad precolombina actualmente en ruinas. En su plaza de armas (o plaza central) fue descuartizado el cacique Juan Chelemín luego de ser derrotado en el Primer alzamiento Calchaquí. El terreno en el que se halla emplazado el Shincal es un pequeño y escabroso valle de la precordillera que antecede a los Andes en el sector llamado Sierra de Quimivil.
La etimología más aceptada indica que el topónimo es una palabra mixta, y deriva del quechua
chillka y la desinencia española
al; es decir, significaría
Lugar donde abunda la chilca. La
chilca planta también llamada
suncho (
Flourensia campestris), es un arbusto espinoso que crece en sitios húmedos, su sabor es amargo, y con ella se prepara una especie de incienso. La población de la zona pronuncia usualmente
shilca e incluso
shinca en lugar de
chillka o
chilca.
Aunque existen vestigios preincaicos que indican al Shincal como un asentamiento poblado por los paziocas, con rastros incluso de la cultura Belén, el lugar cobró importancia tras la invasión quechua, y durante un período que va desde 1481 a 1536. El motivo para que resultara un centro importante de la dominación incaica, se entiende al notar que era un nudo o encrucijada del
kapak ñan (camino grande o "camino del Inca"), que iba entre el antiguo Tucumán anexado al Tawantinsuyu y el Kiri-Kiri o zonas del centro y norte de Chile a través del paso de San Francisco. Por este motivo el Shincal, con una planta de 24 hectáreas, fue dotado de una plaza central con un
ushnu (pequeño montículo piramidal símbolo del poder incaico), y un centenar de edificaciones tales como diversos depósitos (
kollkas y
tampus), así como una especie de importante cuartel con viviendas de
pirca (paredes de piedra) del tipo
kallanka. Tales pabellones rectangulares parecen haber servido tanto como habitaciones comunales tanto como fábricas (en especial, textiles).
Tras la caída del Tawantinsuyu y el temprano ingreso de los conquistadores españoles, (Diego de Almagro en 1536), la pequeña ciudad precolombina que habría reunido a unas 800 personas, fue paulatinamente despoblada para desestructurar las defensas que oponían los aborígenes diaguitas, y en su lugar se fundó y pobló la ciudad catamarqueña de Londres, fundada por los españoles en 1558.
La Fundación de Historia Natural Félix de Azara montó aquí un moderno museo de sitio, que funciona también como un centro de interpretación de este sitio arqueológico.
Si andan por la zona, éste es un paseo imperdible y para el asombro, cuya magnitud, excede por lejos los registros que acá les traigo, pero como siempre, que valgan como muestra:
La semana que viene, nos volvemos caminando desde El Shincal, para descubrir otro tesoro catamarqueño: Londres!