domingo, 31 de agosto de 2014

La Reserva de Piriápolis

De todos los cerros de Piriápolis, el que destaca, sin dudas es el Pan de Azúcar. Hoy, y cerrando el paseo por esta localidad, recorreremos su base, la cual contiene la “Estación de cría de fauna autóctona Cerro Pan de Azúcar”.

Esta institución es reconocida en todo el mundo, además de por su tarea didáctica, por su labor con animales en vías de extinción, especialmente por su trabajo como estación de cría de las subespecies endémicas del Uruguay de venado de campo, pues este zoo posee el rebaño cautivo más grande del mundo de la especie.
  • Entre los mamíferos se observan en el recorrido, se pueden destacar: El coendú, la paca, la nutria roedora, el lobito de río, el zorro de monte, el yaguareté, el gato montés, los armadillos, y los tamandúa.
  • Entre las aves se encuentran: El flamenco, la cigüeña, la seriema, varias especies de búhos, águilas y jotes, la pava de monte, la bandurria, y el ganso blanco.
  • En un serpentario se presentan los reptiles más destacados de la herpetofauna uruguaya, entre ellas varias especies de tortugas acuáticas y de ofidios. El yacaré de hocico ancho se exhibe en un recinto exterior.
Llegando a esta importante reserva de flora y fauna, nos encontramos nuevamente con un paisaje completamente distinto a todos los visitados en las inmediaciones, con una explanada muy prolijamente mantenida, la cual se va fundiendo a medida pasan los metros, y manteniendo una perfecta armonía, con el cerro Pan de Azúcar.

El zoológico comienza al aire libre, pero al poco, comienzan las particulares estaciones. Éstas, están dispuestas en circuitos con serpenteantes formas, algo laberínticas, conformadas por verdaderas galerías de árboles. Realmente es precioso recorrer cada una y sentir tanto el esfuerzo que han hecho los diseñadores, como los que actualmente mantienen cada punto.

El día en líneas generales el día estuvo bastante nublado, incluso, con pequeñas lloviznas de tanto en tanto, lo que en definitiva nos jugó a favor, ya que al finalizar el recorrido se despejó por completo y comprendimos que, al aire libre y con ese calor, el paseo hubiera sido mucho mas pesado.

A medida que vamos avanzando, y casi sin percibirlo, vamos subiendo, para terminar el recorrido en un punto “mirador” que domina todo el predio. Desde aquí puede optar uno por volver al punto de partida o seguir hacia la cruz. En esta visita tuve que elegir lo primero por una cuestión de tiempo, pero he aquí una excelente excusa para volver a sentir la magia de Piriápolis.

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La semana que viene, continuamos hacia el este, comenzando un detallado recorrido por cada rincón de Punta Del Este