domingo, 27 de octubre de 2019

Las rutas entre Catamarca y La Rioja: Desde la Quebrada de la Cébila a Alpasinche

Recorrimos la capital catamarqueña y su periferia, y ahora, es momento de comenzar a transitar por las rutas del interior, en búsqueda de los diferentes atractivos que alberga la provincia. Hoy, comenzamos el viaje hacia la Ruta del Adobe y viajamos, atravesando la Quebrada de la Cébila, a la localidad de Alpasinche.

El primer gran punto estacado de esta ruta, es la Quebrada de la Cébila. Ésta se presenta como un surco de origen tectónico-fluvial ubicado a ambas faldas de la Sierra de Ambato, en el límite de las provincias de La Rioja y Catamarca en el noroeste argentino.

Su longitud es de más de 20 km en la que es atravesada por la Ruta Nacional 60 entre las localidades de Chumbicha (Catamarca) y Villa Mazán (La Rioja), y es el paso obligado para acceder desde la capital provincial San Fernando del Valle de Catamarca, hacia las principales ciudades del oeste catamarqueño, como Andalgalá, Pomán, Saujil, Tinogasta, Fiambalá, Londres y Belén.

Curiosamente, había visto este mismo paisaje, pero, “desde la vereda de enfrente”, en mi paso por el barreal de “Los Vientos del Señor”, en mi anterior visita a La Rioja. Reconocer el paisaje, en espejo, en donde había estado algunos años antes, me llenó de recuerdos y alegrías de aquella experiencia.

La misma ruta 60 nos depositó directamente en el departamento de Arauco, desde donde pasamos además de por la ciudad cabecera del departamento, por su vecina Aimogasta, para continuar viaje por la misma R60 hasta la altura de Alpasinche, desde donde nos despediríamos del territorio Riojano.



La próxima semana, volvemos a Catamarca, en donde ahora sí, nos detenemos en los principales puntos de La Ruta del Adobe


domingo, 20 de octubre de 2019

Catamarca Periférica – Parte 2: Entre Pueblo Perdido y el Dique El Jumeal

En la primera parte de esta jornada, recorrimos entre la Cuesta del Portezuelo y El Rodeo. Hoy, finalizamos el circuito periférico catamarqueño, siguiendo por la mis a Ruta 4 hasta el Pueblo Perdido de La Quebrada, y concluyendo el viaje en el Dique El Jumeal.

El Sitio Arqueológico Pueblo Perdido de la Quebrada, ocupa una meseta a 700 msnm, en la zona conocida como Quebrada del Tala, junto al río del mismo nombre. El Pueblo Perdido de la Quebrada representa un testimonio de inmenso valor de lo que fue la cultura de “La Aguada” en su fase inicial, hace más de 1.500 años. Se trata de un conjunto de más de 40 recintos levantados con piedra y techos de torta de barro o ramas entretejidas, agrupados alrededor de un espacio común o Corresponde a una sociedad basada en la economía agrícola, la que a través de la construcción de muros de contención evitaba la erosión del terreno y a través de represas, canales y acequias de riego, realizaba el manejo del agua.

El cultivo lo desarrollaba en las terrazas de cultivo, donde producían maíz, porotos, papas, calabazas y otros alimentos. El entorno natural del sitio se destaca por la presencia de grandes cardones, que en algunos casos, alcanzan los 10 metros de altura y varios siglos de antigüedad.

Aquí también pueden, en el centro de interpretación, obtener toda la información relacionada con el sitio y su proceso de investigación y recuperación, iniciados en el año 1991. En sus salas se exhiben piezas y elementos encontrados durante los trabajos de excavación del sitio.

Sin dudas, la visita guiada es plenamente enriquecedora y recomendable. El Pueblo Perdido, sin dudas es otro de los grandes pilares del amplio patrimonio arqueológico con el que nos encontraremos casi en cada lugar que visitemos en Catamarca. Desde ahí, nos fuimos a visitar la gruta de la Virgen del Valle.

Nuestra Señora del Valle, ostenta entre otros títulos de patronazgo, patrona de la provincia de Catamarca. La supuesta “aparición” de la venerada imagen de la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Valle, tuvo lugar entre 1618 y 1620, teoricamente, en la gruta que visitamos, en Choya. Que se yo, es medio raro que justo a los habitantes originarios se les haya “aparecido milagrosamente y de la nada” una virgen católica, que justo justo justo, era morena como ellos, ¿No?

Sin dudas la curiosidad de al menos ver y conocer el entorno, el ambiente, y todo el circo comercial montado al rededor, hacen que valga la pena acercarse a este curioso y venerado paraje.

Volviendo a nuestra ruta original, me deleité con un punto panorámico en la ruta, también conocido localmente como “El Balcón de La Ciudad”, desde donde se puede apreciar la urbe catamarqueña desde “La vereda de enfrente” a la vista desde el principio de este recorrido, visitar un monumento a la Mujer Aborigen, y finalizar la jornada desde el Mirador del Dique El Jumeal.

El Dique El Jumeal es un pequeño espejo de agua ubicado al pie de la Sierra Colorada en los faldeos del Ambato. Este embalse se alimenta del Río El Tala, y fue construido como reserva en 1.942. Su nombre proviene de “jume”, planta parecida al junco, característica de la zona.

El camino a El Jumeal transcurre por una altura superior a 700 m.s.n.m. Los paradores que miran hacia la Ciudad o hacia la cascada que alimenta al dique, constituyen verdaderos balcones para el disfrute del paisaje montañoso y verde, de los edificios sobresalientes y del progreso de la ciudad con sus nuevos barrios.

Como siempre, en el siguiente álbum, van a poder encontrar un resumen en imágenes de tan fantástica mitad de jornada.


La semana que viene, dejamos atrás la capital, para ir en búsqueda de otro clásico de Catamarca: La Ruta del Adobe




domingo, 13 de octubre de 2019

Catamarca Periférica – Parte 1: Entre la Cuesta del Portezuelo y El Rodeo

Como les comentaba en la edición anterior, desde San Fernando del Valle de Catamarca, debido a  la accesibilidad de la ciudad, ésta funciona como el punto de partida para el recorrido de atractivos naturales que se encuentran en un circuito periférico. Hoy, recorremos su primera mitad, desde la Cuesta del Portezuelo y hasta la Cuestecilla El Rodeo.

Arrancamos tempranito, desde la Capital Catamarqueña, rumbo a la cercana Cuesta del Portezuelo. Éste es un camino sinuoso que se extiende por casi 20 km, trayecto en el que existen más de 300 curvas, muchas de ellas con giros cerrados en desarrollo zigzagueante. En la actualidad, en algunos casos se lo describe como un "camino de herradura", como una referencia a su antigua condición de vía solo apta para caballos, que no permitía la circulación de carros o carretas.

La cuesta tiene un sentido aproximado noroeste-sureste y comienza a una altura de unos 500 msnm, en cercanías de la localidad de El Portezuelo, encontrando su punto más elevado a una altitud de 1680 msnm.​ Desde 2009 el área está protegida por la ley provincial n.º 5281, que la declaró Patrimonio Cultural de la Provincia.

La zamba Paisaje de Catamarca, del compositor e intérprete Polo Giménez, describe el paisaje y las características de la cuesta y su entorno. En su homenaje, y del autor Atuto Mercau Soria, se ha instalado un monumento en el sector más elevado de la cuesta.​

Desde ahí, la Ruta 1 nos conectará con el Dique Las Pirquitas, no sin antes detenernos en San José, a conocer la Casa Natal de Fray Mamerto Esquiú.

El Dique se encuentra ubicado en el departamento Fray Mamerto Esquiú, sobre la RP Nº1, a unos 26 km del la ciudad capital. El mismo fue inaugurado el 24 de noviembre de 1961, y posee una muralla construida como una gigantesca pirca, que llega a una altura máxima de 85m, en donde se puede acceder en vehículo.

A orillas del dique se encuentra el Club Náutico Los Talas, en donde uno puede realizar diferentes actividades acuáticas como pesca, kayak, paseos en lancha, contando con servicio de bar y casa de té. También se pueden realizar otras actividades como trekking, tirolesa y rappel.

La cercana Villa balnearia de las Pirquitas, cuenta obviamente con cabañas y camping, además de estar próxima a otros centros turísticos importantes, como La Puerta, El Rodeo y las Juntas.

Justamente, tras recorrer el Camino de Ambato, el mediodia nos sorprendió en El Rodeo, donde además de almorzar, recorrimos el intrincado trazado del pequeño poblado, y visitamos parte de sus atractivos naturales, como el mirador de la Cuestecilla y el Cordón de Ambato, para continuar viaje... Pero esa segunda parte, te la cuento la próxima semana.



La semana que viene, te muestro la segunda parte de este recorrido, entre el Pueblo Perdido y el Dique El Jumeal.

domingo, 6 de octubre de 2019

Paseando por San Fernando del Valle de Catamarca - Los Detalles

Durante mis caminatas por la capital catamarqueña, pude, no solo apreciar su conformación edilicia y sus parques y plazas, sino también, descubrir gran cantidad de los detalles que confieren una identidad única a ésta capital, y hoy, te voy a mostrar algunos, y te voy a contar un poco mas de ella.

La ciudad cuenta con un circuito de museos y centros culturales de variada índole, desde los cuales se rescata no solo el patrimonio histórico de Catamarca, sino también, el arqueológico y el no menos importante aquí, el religioso. Mi recomendación es tomarse un día para entrar a todos, realmente vale la pena, la curaduría es tan impecable como los materiales exhibidos. Sin duda, hay mucho trabajo acá que realmente vale la pena disfrutar, valorar y difundir.

Además, y como parte de este circuito, existen dos monumentos históricos en la ciudad:
  • La Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle: Con un estilo neoclásico, fue construida en honor a la Nuestra Señora del Valle. La primera capilla fue construida entre los años 1691 y 1695 y la segunda en 1740, pero la actual Iglesia fue construida e inaugurada en 1869. Fue declarada monumento histórico nacional en 1941 y tiene una nave principal y dos laterales, y cuenta con varias capillas intercomunicadas. La Virgen del Valle es considerada la Patrona Nacional del Turismo.
  • El Templo de San Francisco: En el lugar, los franciscanos construyeron una primera iglesia en 1695 y una segunda en 1761 que se derrumbó en 1873. La actual se comenzó a construir en 1882 y se terminó en 1905. Se encuentra también en el casco histórico de la ciudad. Es de estilo italiano, y su fachada, es obra del italiano Luis Giorgi, está organizada en órdenes clásicos superpuestos. En el atrio se encuentra una estatua del patriota Fray Mamerto Esquiú, y hasta se dice que aquí, se halla el propio corazón, conservado como reliquia.
Este último Se encuentra dentro del Complejo Cultural Esquiú, que comprende además el maravilloso Museo Arqueológico Adán Quiroga, el Museo de Historia Colonial, la sala Esquiú de arte sacro y la Biblioteca Sarmiento.

Otros puntos de interés son la Casa de Gobierno, diseñada al igual que la Catedral Basílica, por Luis Caravatti, y el Museo de Bellas Artes «Laureano Brizuela», que cuenta con 400 pinturas y 30 esculturas de artistas de renombre nacional como Benito Quinquela Martín, Antonio Berni, Raúl Soldi y Emilio Caraffa, entre otros.

Los principales atractivos de la ciudad también se ven vinculados a la impronta cultural y natural que se reflejan principalmente en el poncho catamarqueño, las comidas típicas y el folklore, que en muchos casos describen paisajes o momentos históricos-religiosos. Además la ciudad es el polo comercial más grande de la provincia, en el cual también encontramos teatros, restaurantes, pubs, y la periódica organización de eventos deportivos, artísticos y culturales, como de danza, música, literatura y pintura.

La identidad cultural catamarqueña está arraigada en parte a la tradición ancestral aborigen, manifiesta sobre todo en el Festival Nacional del Poncho, que atrae anualmente a miles de personas de la misma provincia, provincias vecinas e incluso de otras nacionalidades. Esta herencia cultural deviene de que hacia el noroeste del territorio donde se encuentra actualmente San Fernando, habitaban tribus como los motigastas, los sitguagastas, los collagastas, los colpes, los huaycamas, los paquilingastas, los alijilanes y los apatamas. Estas tribus estaban ligadas al imperio incaico. Reflejo de esta tradición es la realización de tejidos, así como también el desarrollo de la alfarería artesanal.

A su vez, la ciudad resguarda edificios con un gran valor histórico que surgieron con su época dorada (en el proceso de urbanismo), siendo conocida como «La Atenas del Norte Argentino».

Debido a su accesibilidad, la ciudad funciona como el punto de partida para el recorrido de los importantes atractivos naturales del interior provincial, ya que se encuentra próxima a villas veraniegas asentadas en las sierras de los alrededores, pero ésto, lo comenzaremos a ver, a partir de la próxima entrega…