domingo, 14 de abril de 2019

Cuesta del Obispo

Desde Cafayate volví a la capital salteña, desde donde al día siguiente, y luego de reponer energías, emprendería otro fantástico viaje hacia el oeste, y el primer punto de este espectacular nuevo circuito, fue La Cuesta del Obispo.

El viaje obviamente inicia en el Valle de Lerma, para poco a poco ir dejando los poblados, en pos de encontrarnos con algunos campos salteños, próximos a Chicoana.

Luego de pasar por Chicoana, la cabecera de este departamento homónimo de la cual daré cuenta en un próximo post, hice una primera parada en Puente Melcante, para estirar un poco las piernas y hacer un pequeño circuito de caminata por tan maravillosa postal..
Retomamé viaje, escuchando las historias de algunas de las formaciones que se ven en la quebrada, como La Cueva del Gigante, o La Casa del Diablo… Puro folklore regional.

A esta altura del trayecto por la ruta 33, empecé a sentir como poco a poco el camino de ripio mejorado debajo del vehículo, se tornaba mas y mas zigzagueante, por un tramo que en un punto se me hizo interminable, a medida que progresivamente ganábamos altura.

Era indudable: Íbamos a la conquista de la Cuesta del Obispo.

De aproximadamente unos 20 kilómetros de extensión y a 57 km de la ciudad de Salta, la cuesta asciende desde los límites de la localidad de Chicoana, a 1270 msnm, hasta alcanzar su tope (altura máxima de la carretera) en la Piedra del Molino, 3348 msnm, desde donde la Ruta provincial 33 atraviesa el parque nacional Los Cardones hacia Cachi.

Orillando barrancos y precipicios hasta llegar a la cima pueden apreciarse durante casi todo el año, diferentes formaciones de nubes suspendidas a mitad de camino y cóndores sobrevolando el lugar a escasos metros de altura.

Se la denominó Cuesta de la dormida del Obispo porque en 1622 monseñor Julián de Cortázar —tercer obispo de la diócesis del Tucumán— viajaba desde la ciudad salteña hacia Cachi y tuvo que pernoctar incómodamente a mitad de la cuesta. Posteriormente y con el tiempo se simplificó el nombre a como hoy día se lo conoce: Cuesta del Obispo.

Viejos pobladores de la zona cuentan que durante la época colonial, y hasta principios del siglo XX, un viaje desde la ciudad de Salta hasta la localidad de Molinos (distante a 210 km) duraba no menos de tres días.

Unas centenas de metros antes de llegar a la cota máxima, tuve la oportunidad de detenerme en el mirador a apreciar no solo toda la inmensidad de la cuesta, sino también él denominado Valle Encantado.

Pueden encontrarse allí cerros multicolores, diversas formas sugestivas esculpidas por la lluvia y la erosión eólica, una laguna emplazada entre prados de altura y rojizas formaciones rocosas. El valle posee pequeñas lagunas y gran cantidad de flores, pinturas rupestres y una cuña de las yungas.​

El viaje concluyó, en esta primera etapa, a los 3348msnm, en La Piedra del Molino: Una auténtica roca de moler tallada en granito.

Esta roca era llevada por un lugarteniente en carreta rumbo a la ciudad de Salta (actual mercado artesanal) donde funcionó el primer molino de la ciudad desde el año 1671. Cuando llegó a este lugar la carreta se rompió, entonces el dueño decidió dejarla y nunca más regresó por ella. Los habitantes de la zona decidieron dejarla donde hoy se encuentra; en la actualidad marca el punto más alto del camino entre Salta y Cachi.

El día recién había comenzado, y el primer tercio ya había sido para el asombro…



La próxima semana les muestro la segunda parte del recorrido, desde el Parque Nacional Los Cardones