La composición es una herramienta fundamental en la fotografía que nos ayuda a mejorar nuestros disparos. Si colocamos correctamente los objetos nuestros disparos tendrán un mayor impacto.
La técnica es importante, pero puede no servir para nada si no tenemos en cuenta la composición.
Una foto es objetivamente buena o mala según cómo estén colocados los elementos que forman parte de ella. Un truco muy bueno de algunos de los prestigiosos editores de la
agencia Magnum es ver las fotos al revés. Cuando resultan confusas en esta situación, las fotografías se desechan. Así que a poner todos el monitor al revés para ver qué pasa con las que consideramos nuestras mejores imágenes.
Por supuesto que nosotros no necesitamos llegar a tan altas cotas, pero
queremos que nuestras fotografías gusten a todos los que nos rodean. Tenemos que tener claro que significa componer: pasar un mundo tridimensional a una superficie bidimensional manteniendo su sentido. Por eso muchas de las imágenes que hacemos son malas, no muestran las cosas tal como las vimos. Y hay que tener en cuenta que aunque cumplamos a rajatabla las reglas de composición, muchas veces sólo conseguiremos bellas postales. Una buena fotografía es aquella que, al verla, te cuenta una historia más allá de sus márgenes, como ya he comentado otras veces.
pasar un mundo tridimensional a una superficie bidimensional manteniendo su sentido
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es una sencilla máxima:
Menos es más. Tenemos que olvidarnos de abarcar todo lo que vemos para meterlo en un papel de 10x15. Muchas veces
un detalle cuenta más cosas que un conjunto. Por ejemplo, si queremos sacar la plaza de San Marcos de Venecia, merece la pena centrarse en una taza de café con el fondo desenfocado donde se adivina la catedral que sacar la plaza como lo hace todo el mundo.
Enlazando con el consejo anterior,
una fotografía debe tener siempre un centro de interés, mejor dicho, para evitar malas interpretaciones, un punto de interés. El espectador tiene que saber dónde tiene que mirar, un punto al que se dirijan todas las miradas. Ante una fotografía, el espectador tiene que saber dónde llevar su mirada, dónde empieza y dónde acaba la historia que está viendo. Tienes que dar profundidad y escala. Por eso, ante una instantánea de un mirador al mar, muchos decimos frases tipo
no es tan bonito como la realidad o
no se ve lo grandioso que era.
El punto de interés lo podemos encontrar gracias a unas sencillas reglas. No hay que seguirlas a rajatabla ni son garantía de nada, pero a los que empiezan les puede servir para avanzar
Regla de los tercios
Si dividimos el visor en tres partes iguales tanto horizontal como verticalmente obtendremos
cuatro puntos formados por las líneas que se cortan. Al situar el punto de interés en cualquiera de ellos, el espectador mirará donde nosotros hemos elegido. De aquí viene la idea de situar las cosas alejadas del centro, llamarán siempre más la atención.
Punto áureo
Es un número considerado mágico, conocido también como
número Fi en honor a
Fidias, que lo utilizaba en todas sus obras de proporciones perfectas. Pero no sólo él, las grandes obras de la historia del arte, encuentran su perfección gracias a
1,618, pues establece una relación de tamaños con la misma proporcionalidad entre el todo dividido en mayor y menor. Si dividimos todos los lados del sensor por este número, encontraremos el punto perfecto, y todas las miradas irán inconscientemente hacia él. Si trabajamos con
Lightroom podemos ver la proporción áurea de nuestras fotografías en
Herramientas>Superposición de guía de recorte>Proporción dorada.
Geometría
Si organizamos los objetos según los principios de la Geometría, desde una línea hasta una figura compleja,
el caos inicial puede tener un cierto orden que favorece la visualización de la imagen. El ejemplo más claro es trabajar con líneas. Si quieres sacar un edificio al fondo, lo mejor que se puede hacer es conducir la mirada con el camino que lleva hasta él. O recordad
la Piedad del Vaticano de Miguel Ángel, escultura basada en un triángulo equilátero.
Luz
Si nos servimos de la luz, podemos hacer destacar cualquier cosa. Si podemos trabajar en un día nublado, en el momento en el que un rayo se sitúe justo en el punto de interés ya tenemos hecha la mitad de la fotografía, o en los días de niebla o lluviosos, la luz es tan distinta que tienes casi la obligación de ir cargado siempre con una cámara.
Vuelvo a recordar que todas
estas indicaciones no nos aseguran una foto de concurso, pero sí una imagen agradable de ver. No conviene basar todo nuestro trabajo en plantillas, es mejor pensar en términos de pesos y compensaciones, es decir, si tengo un objeto grande tengo que compensarlo con otro más pequeño en otro extremo o reforzar un color con su complementario. Pero para los que estáis empezando esto es una buena referencia.
Fuente:
http://altfoto.com/2014/02/como-nos-ayuda-composicion-fotografia