El baterista neoyorquino triunfó en solitario y acompañando a los grandes del jazz
Que Ronald Shannon Jackson haya “fallecido plácidamente en su cama”, como se asegura en su página Web, no entraba en el cálculo de posibilidades de nadie que conociera la agitada y, por momentos, atormentada vida del padre del free funk. Jackson, un baterista gigantesco y poliédrico en quien se ha querido ver al descendiente directo de Elvin Jones y Tony Williams, pasó a mejor vida el pasado sábado 19 en su Forth Worth natal, en el estado norteamericano de Texas. Tenía 73 años y vivía en un hospicio.
Tejano de nacimiento y vocación. Jackson era hijo del dueño de la única tienda de discos de música negra en el Estado. Con 15 estaba tocando “cualquier cosa, desde Ray Charles al bebop” con la orquesta del saxofonista James Clay. Para entonces, la música era un hobby.
En 1966 fue becado para estudiar con el trompetista Kenny Dorham en la Universidad de Nueva York. Jackson aprovechó la ocasión para tocar con algunos de los más grandes: Betty Carter, Jackie McLean, Joe Henderson o McCoy Tyner. Un día, el joven baterista se aproximó al irascible y escasamente “políticamente correcto” Charles Mingus pidiéndole audiencia. Éste le echó a un lado con gesto inequívoco. Años más tarde, Mingus estaba sentado en primera fila aplaudiendo al baterista durante una de sus actuaciones. Al término de la misma, se le acercó para ofrecerle un puesto en su orquesta. Aquel, aseguraba Jackson, fue el día más feliz de su vida.
Jackson dijo “no” a Mingus. En su lugar, pasó a acompañar al inefable pionero del “free jazz” Albert Ayler. Hasta que, en 1970, lo dejó todo. La muerte de John Coltrane algunos años antes fue más de lo que podía soportar. Sin rumbo ni metas, el joven baterista buscó refugio en la heroína. Por 4 años, Ronald Jackson estuvo desaparecido del mapa.
Convertido al budismo por influencia de su amigo, el contrabajista Buster Williams, y sometido a un estricto régimen alimentario vegetariano, el jazzista inició en 1974 una segunda vida de la mano de su paisano Ornette Coleman. Juntos, grabaron Dancing in Your Head: una bomba atómica cargada de decibelios e improvisaciones vertiginosas. Momento para iniciar una carrera en solitario.
Shannon Jackson fundó The Decoding Society en 1979 con el noble propósito de reunir en un mismo saco el jazz de vanguardia y la música de baile con el aderezo añadido de los ritmos africanos. Para Vernon Reid, colaborador habitual del baterista y futuro líder de Living Colour, “la colisión de valores en la música de Jackson es la mejor representación de la cultura americana”.
La agenda del baterista en estos años rebosaba de proyectos a cual más excitante. Así, sus diversos dúos con el guitarrista James Blood Ulmer; o su reunión con los también guitarristas Sonny Sharrock y Bill Laswell y el saxofonista Peter Brötzmann en Last Exit. Una dolencia nerviosa en el brazo izquierdo le obligó a ralentizar su actividad. Jackson se negó a pasar por el quirófano. De nuevo, el silencio.
2005 fue el año de su segunda reentré. El trompetista Wadada Leo Smith, otro genio inclasificable, sería su adalid. Seis años más tarde, Jackson volvía a transitar por el lado salvaje del free funk conEncryption, junto a Vernon Reid y Melvin Gibbs, al bajo. Hallándose de gira con el trío por Alemania, el baterista sufrió una angina de pecho y hubo de ser sometido a una anginoplastia de urgencia. Al día siguiente, pidió y obtuvo el alta voluntaria en el hospital donde había quedado internado. Esa misma noche ofreció el que, para muchos, fue el concierto de su vida, en la localidad de Moers.
Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/10/23/actualidad/1382564252_158451.html