domingo, 30 de septiembre de 2018

Subiendo al Uritorco - Parte 3: Desde el refugio hasta la cumbre

Tras pasar una agitadísima noche de tormenta eléctrica en el refugio, me desperté a las 05:00am dispuesto a seguir adelante, pero los contratiempos iniciaron la jornada conmigo, y tuve que recalcular el cronograma desde el vamos.

Había preparado todo la tarde anterior, así que solo era cuestión de disfrutar de las primeras luces del día, solo, en el corazón del cerro… Pero, tuve que esperar.

¡El fuerte viento aún no había cesado! Y lógicamente era muy peligroso salir a enfrentar semejante fuerza.

Paciencia. Desayuné, guardé la bolsa de dormir y acomodé todo lo que pude mi equipaje, para dejarlo listo para pasar a buscarlo a la vuelta. De todas formas era un tiempo que en algún momento iba a invertir, y de cara a que de día podía pasar mas gente por el refugio, incluso fue mejor idea dejar todo prolijo y bajo candado.

A las 6 por fortuna, en viento fue menguando, con lo que pude emprender la marcha.
Ver el campamento en donde acababa de pasar la noche, desde arriba, me dio mucha fuerza para iniciar con todo esta ultima etapa.

La señalización de esta parte fue mucho mejor que la encontrada en el día anterior, y aunque la pendiente se hizo mas pronunciada, y hay algunos escalones medianos para trepar, el ir casi sin peso me hizo transitar con plena comodidad. El terreno poco a poco fue perdiendo su color arcilloso claro, para ir transformándose en un tono crema pálido.

Las vistas fueron insuperables gracias a las nubes remanentes, la posición del sol, algo de bruma de la mañana, y la vegetación. Realmente esta fue la etapa que más disfruté, y haberla completado en soledad me dio un extra que no puedo transmitir en palabras.

A eso de las 7:30 estaba llegando a la cara izquierda de la cumbre, de a cuerdo a como nos deposita el camino. En esta bifurcación uno tiene una vista algo mas baja y escondida que desde la cruz, además de con otra orientación. Decidí ir primero por ella. Venía saboreando cada etapa en orden, y el entusiasmo no me iba a ganar justo ahora.

Subir a la cruz, leer el cartel, comer algo ahí arriba, en esa especie de gran playón conformado de piedras a modo de baldozas… Fue una gran alegría sin dudas. Otra vez las palabras me quedan chicas. Luego de dar rienda suelta a disfrutar de cuanta vista ofrece el lugar, comencé la bajada, pero, sin contar con un pequeño detalle…

Pensé que la bajada sería mas fácil que la subida, pero me equivoqué tremendamente. Si en la subida la fuerza se hace paso a paso, en la bajada, la fuerza se hace todo el tiempo, para contener el envión. A mitad de camino, una distracción hizo que se me trabara el palo de trekking entre dos grandes piedras, quedándoseme la muñeca en la dragonera, en una posición en que no podía hacer otra cosa que retroceder para desengancharla, pero justo en ese momento, me resbalo hacia atrás. Pude quitar la mano de milagro. Una pequeña distracción casi me ocasiona un accidente serio, por lo que redoblé la atención.

Llegué al refugio sin otras dificultades, aunque notando que estaba mas cansado que lo que esperaba. Acá me di cuenta del esfuerzo que significaba la bajada, pero me tranquilizó el pensar que iba con bastante menos peso.

Alcancé el cuarto descanso sin problemas, pero a mitad de camino del tercero, una mala maniobra hizo que no pudiera contener el peso de la mochila y me fui de lleno hacia adelante. Afortunadamente la cosa no pasó del susto, pero sin dudas fue una clara indicación que mis piernas estaban pidiendo descanso, y de que haber hecho este recorrido en soledad, había sido cuanto menos, una pequeña locura.

La bajada desde el tercer descanso fue haciéndose cada vez mas pausada, hasta que finalmente pude arrastrar mi penosa condición hacia la puerta de salida.

¿Valió la pena? ¡Por supuesto! Disfruté muchísimo de cada parte de la travesía, pero mi recomendación final, mas allá de las ya expuestas, es imposible que no sea: Por seguridad, y si pueden, háganlo en compañía.



¡Hasta el próximo destino!

domingo, 23 de septiembre de 2018

Subiendo al Uritorco - Parte 2: Desde el 3er descanso hasta el refugio

En la primera entrega de estas crónicas, iniciamos justamente en la base y llegamos al tercer descanso, prácticamente sin contratiempos ni imprevistos. Hoy les voy a contar como fue el ascenso desde este punto, y hasta el quinto descanso, en donde está el refugio.

A los que recién llegan: Antes de avanzar les pido se tomen unos minutos para leer la primera parte, ya que ahí detallo el equipo a llevar, y muy importante, las precauciones que hay que tomar en esta actividad de riesgo.
Ahora si, continuamos!

El camino desde la Hondonada del Buey se hizo un poco mas complicado, tanto por la superficie del camino, como por el tamaño de algunos escalones a sortear, cosa aún mas complicada con 11KG en la espalda, y con la mitad del camino ya realizado.

El cansancio empezaba a hacer de las suyas, por lo que, al ir muy bien de horarios, decidí aflojar un poco la marcha para darme resto y llegar al refugio no tan arruinado.

De todas formas, salvo un resbalón, no tuve problemas para llegar a la Quebrada del Viento, aunque acá sentiría aún mas que las fuerzas menguaban, al retomar la marcha.

Y empezó la odisea mas tortuosa de esta primera jornada…

Entre el 4to descanso y el 5to, el camino se puso mucho mas complicado, siendo los escalones ya bastante mas altos que en el trayecto realizado. Tal es así que algunos los tuve que pasar sin la mochila, acarreándola por separado.

Para colmo, y gracias a la mala señalización de una de las curvas, malinterpreté mal el camino y avancé varios metros hasta darme cuenta que me había metido en un hueco sin salida, por lo que tuve que volver al sendero y retomar, lo que impactó directamente en mi ánimo, no solo por el tiempo perdido, sino, por haber hecho un esfuerzo extra cuando menos resto tenía.

Si no van con guía, la atención a cada detalle, movimiento y forma del camino son imprescindibles. Un momento en que no se atiende bien, puede originar un desastre, como perdernos o caernos, y esto como les comentaba la semana pasada, es un gran factor que aporta también al cansancio.

Penosamente llegué casi hasta el refugio, haciendo paradas intermedias. De horario estaba bien, pero ya sabía que ese día, no iba a hacer cumbre. Descansaría y retomaría la otra mitad del camino la mañana siguiente.

Y enfatizo el “casi”, porque cuando me faltaban pocos metros, me enfrenté a un escalón de mi misma altura.

Lo miré consternado, pero no podía ya dar marcha atrás. Es decir, no me lo podía permitir!

Me saqué la mochila y entre que lo estudiaba, una de las pocas personas con las que me crucé ese feriado, apareció de frente, ya en descenso, y me dió una mano para subir. Las gracias no me alcanzaron :)

Y llegué al refugio. Una construcción de piedra y cemento con algunas cuchetas, bancos, mesa, y no mucho mas. Pasaría la noche solo, con una breve compañía del guardaparque, quien tiene sus instalaciones junto al refugio.

Sin agua, luz, gas (El anafe no funcionaba), ni baño, la estancia sería plenamente rústica. Acomodé todo aprovechando la luz de la tarde, incluyendo una pequeña mochilita con la que saldría con las primeras luces del día siguiente, con agua y mi desayuno, y me entregué al ocio y al descanso hasta que sobrevino la noche, y con ella, un tormentón eléctrico que para qué les cuento…

El el siguiente álbum dejo cuenta de cada punto destacado de estas crónicas, atardecer incluído. Luego mi plan fue de ahorrar baterías, por las dudas.

El viento esa noche fue tan fuerte que tuve que trabar la puerta del refugio con la mesa. Mucho mas no podía hacer. Tenía que conciliar el sueño para poder, descansado ya y casi sin peso, poder continuar al día siguiente, si el clima lo permitía…



La próxima semana, cerramos la visita finalmente haciendo cumbre, pero lo verdaderamente inesperado, sucedió en el descenso…

domingo, 16 de septiembre de 2018

Subiendo al Uritorco - Parte 1: Desde la base al 3er descanso

Otro viaje, otro sueño cumplido. Desde hoy y por las próximas tres entregas, no solo les voy a mostrar cada una de las etapas de ascenso al mítico Cerro Uritorco, sino que también les voy a hablar sobre la experiencia, para los que también quieran aventurarse a subirlo.

Antes del inicio, por favor estudien detenidamente estas recomendaciones. Esta es una actividad de riesgo y no debe ser tomada a la ligera. El presente documento únicamente pretende transmitir mi experiencia en primera persona a quienes, luego de haber estudiado dichas recomendaciones, asumen los peligros de este ascenso.

Ahora si, antes de viajar, obviamente lo que hay que preparar es el equipo. Lo básico para el ascenso y el pernocte en el refugio del Cerro Uritorco consta de:
  • Calzado zapatilla con buena suela o calzado para trekking
  • Abrigo. Indispensable, ya que por las noches baja mucho la temperatura.
  • Ropa cómoda de colores claros. (Si es transpirable, mejor. Eviten el algodón de ser posible.)
  • 4 litros de agua por persona.
  • Comida, como para los dos dias, ya que en el cerro no hay puestos de abastecimiento. No olvidar viandas (Pueden ser sándwich, frutas, etc.) y algunas golosinas (como barras de cereal).
  • También son imprescindibles la bolsa de dormir, y una linterna.
A estas recomendaciones oficiales, personalmente agregué:
  • Una batería externa para mi teléfono.
  • Guantes de obra para no cortarme las manos con los filos de las piedras o espinas.
  • Un bastón de trekking.
  • Gorro, lentes para sol, pantalla solar y repelente.
  • Camelback en la mochila, para evitar paradas innecesarias y mantenerme siempre hidratado.
Contando cámara de fotos y equipo básico de lluvia, rondaba entre 10 y 11KG en la mochila al momento del inicio. Sabía que iba a bajar con entre 3 y 4 kilos menos, pero también, sabía que mi cuerpo iba a necesitar ese resto, por en cansancio acumulado.

El horario de ascención es de 7 a 12, siendo preferible llegar lo mas temprano posible para aprovechar bien el dia y no sufrir tanto el calor del mediodia, por lo que arribé a Capilla del Monte habiendo descansado en el micro mejor de lo que esperaba. Estaba listo para tomar un buen desayuno, por lo que fui a una cafetería céntrica a por mis calorías, pero, con consciencia de no sobrecargarme de comida y quedar muy pesado.

Fui caminando desde el centro hacia la base, porque conocía el camino y lo pensé como para hacer una entrada en calor, pero no conté con la subida. Cuando llegué a la base, me di cuenta que esa caminata había sido un derroche fenomenal de tiempo y energía.

Pasando un estrechísimo puente enfilé hacia la cafetería, lugar desde donde se inicia el ascenso. Ya me había registrado anteriormente en el refugio, por lo que tenían noticias de mi arribo. Llené el extenso formulario de ingreso al parque, y luego de abonar la tasa correspondiente a la consecionaria privada que lo explota, emprendí mi caminata.

El mejorado del camino dura solo un par de vueltas a un caracol que se extiende por los prácticamente 5.550 metros de ascenso. Contando que la altura de la cota máxima es de 1.979 metros, era de esperar una pendiente muy pronunciada. Claro, personalmente no dimensioné cuán pronunciada iba a ser hasta que no la sentí en el cuerpo…

El estrecho camino es realmente muy empinado, y la tierra y piedras sueltas, o húmedas, y la escasa señalización, hacen que uno tenga que estar todo el tiempo alerta. Esto es parte de una aventura inolvidable, claro está, pero, son factores que contribuyen al agotamiento, que sumados al pleno sol al cual uno se expone en la mayor parte del camino, hacen que la ascención poco a poco vaya siendo mas difícil de lo que parece.

Encontré el confort bajo alguna que otra planta, y en las maravillosas vistas que les comparto en el siguiente álbum, desde cada posta de descanso y los tramos que los interconectan.

Alcancé el Mirador del Caminante en 30 minutos, sin demasiada dificultad, mas allá de la sorpresa por la gran pendiente a la cual me enfrentaba. En otros 30 minutos, llegué a la Posta del Silencio, y en otros 30, estaba tomando un breve descanso en la Hondonada del Buey. Poco a poco, dejaba atrás el color rojizo de las piedras de la base, llegando a esta altura a ser de un color arcilloso pálido.

Todo hasta acá, discurrió sin sobresaltos ni contratiempos, pero ni bien me adentré en la siguiente etapa, comenzaron las dificultades...



domingo, 9 de septiembre de 2018

Tema Libre – 03 – La historia de House of the Rising Sun

485033272¡Tercera emisión de Tema Libre! Luego de Twist And Shout, abordamos la historia de otro gigante entre los clásicos. La archiconocida House of the Rising Sun, que popularizaran The Animals.

Como siempre sucede con una versión tan popular, el imaginario colectivo tiende a pensar que la autoría de esa canción es de esa misma banda. Muchas veces es así, pero tantas otras no, y de eso es lo que se trata este pequeño trabajo de investigación llamado Tema Libre.

En este caso, los orígenes son mas bien difusos, por lo que además de repasar la historia de la canción, exploraremos cada una de las teorías mas fuertes desde las que se especula su origen.

Como siempre, aparecerán personajes presentados en las emisiones anteriores, los cuales intervienen casi como un nexo o hilo conductor entre cada una de las historias.

En el informe, podrán disfrutar de las versiones destacadas de:

- Clarence Ashley (Rising Sun Blues) (1933)
- Georgia Turner (The Rising Sun Blues) (1937)
- Roy Acuff (Rising Sun) (1938)
- Lead Belly (In New Orleans) (1944)
- Joan Baez (1960)
- Miriam Makeba (1960)
- Bob Dylan (1962)
- Nina Simone (1962)
- The Animals (1964)
- Johnny Hallyday (Le Pénitencier) (1964)
- The Ventures (1964)
- Lone Star (La Casa Del Sol Naciente) (1965)
- Los Iracundos (La Casa Del Sol Naciente) (1965)
- Estela Raval y Los 5 Latinos (La Casa Del Sol Naciente) (1966)
- Sandro y Los de Fuego (La Casa Del Sol Naciente) (1966)
- Los Speakers (La Casa Del Sol Naciente) (1966)
- Els Dracs (La Casa del Sol Naixent) (1966)
- I Bisonti (La Casa Del Sole) (1968)
- Gregory Isaacs (1968)
- Frijid Pink (1969)
- Fausto Papetti (La Casa Del Sole) (1978)
- Santa Esmeralda (1978)
- Sinéad O'Connor (1994)
- JAF (La Casa Del Sol Naciente) (1996)
- Ever Eve (1999)
- Palito Ortega (La Casa Del Sol Naciente) (2015)

Menciones especiales a las versiones que quedaron afuera del informe, de:

- Bruno Lomas (La Casa Del Sol Naciente) (1965)
- Jean Paúl "El Troglodita" (La Casa Del Sol Naciente) (1967)
- The Beatles (De los ensayos de las Get Back Sessions) (1969)
- Jimi Hendrix (1972)
- Geordie (1974)
- Jinsop (La Casa Del Sol Naciente) (1978)
- Los Leales (La Casa Del Sol Naciente) (1987)
- Fernando Bladys (La Casa Del Sol Naciente) (1988)
- Alejandra Guzman (La Casa Del Sol Naciente) (1989)
- Los Salvajes (La Casa Del Sol Naciente) (1998)
- Sipán (La Casa Del Sol Naciente) (2005)
- Pooh (La Casa Del Sole) (2008)
- Javier Batiz (La Casa Del Sol Naciente) (2014)

Ya sin mas preámbulos, los invito a escuchar la historia que les preparé para hoy:


En la próxima emisión de Tema Libre: Creedence Clearwater Revival – Cotton Fields.














































domingo, 2 de septiembre de 2018

Finde largo en Pinamar – Caminando por Cariló

Y desde las playas de Ostende y Valeria del Mar, hoy cerramos este paseo por el Partido de Pinamar recorriendo el último destino: El Parque Cariló.

El loteo constituye una reserva natural de bosque, dunas y playa con una extensión de 3 km de frente marítimo y, en promedio, 2,5 km desde el mar Argentino a la Ruta 11, que la separa del partido de Gral. Madariaga.


El Parque Cariló, como su vecina Villa Gesell, sin la acción humana sería un territorio de dunas gigantescas, un desierto árido a la orilla del mar. Cariló es ejemplo de lo que puede hacer la iniciativa humana, cuando modifica la naturaleza sin violar sus reglas, haciéndola habitable y convirtiéndola incluso en atractivo turístico.


El origen fue un plan en los años 1920, que pregonaba Héctor Manuel Guerrero, con 28 años de edad, el que comienza la fijación y forestación de médanos vivos en la Estancia “Dos Montes”. Dicho establecimiento rural tenía el Potrero “Médanos”, de 1700 ha; Debía hacer frente a múltiples problemáticas: temporales, luchar contra hormigas y liebres, contra la falta de caminos y transporte, y contra lo poco que se sabía sobre forestación en arena. La familia Guerrero había heredado de su padre Carlos un campo sin mejoras y, en pocos años, ya tenía casco de estancia con un parque diseñado por Carlos Thays, y más de 200 ha de frutales. Así se originó la «Cabaña Charles».

En 1935, la plantación llega al mar. El cambio de hábitat había comenzado a modificar el ecosistema local. Las aves lugareñas comenzaron a anidar en lo que Guerrero bautizó como “Cariló”, que significa 'Médano Verde' en lengua mapuche (cari: verde, lo: médano), corresponde señalar que este nombre mapuche está lejos de ser el de una población originaria de la zona ya que los mapuches invadieron este territorio a mediados del siglo XIX masacrando a los autóctonos het o pampas antiguos quienes hablaban un idioma pámpido muy distinto del de los invasores mapuches.

En 1938, los viveros son trasladados de la estancia “Charles Viejo” a “Dos Montes”, en 1947 llegan 660 000 plantas listas para ser trasplantadas, y en 1948, se inaugura su casa principal conocida como “Divisadero” o “Casa Grande” sobre la duna, con el mar y el bosque de fondo.

En 1970, se cierran los viveros al haberse completado la fijación y forestación del total de la propiedad privada. Los hijos del fundador designan las calles perpendiculares al mar con nombres de plantas; y a las paralelas al mar, con nombres de aves regionales, en orden alfabético.

En 1978 mediante un decreto Provincial, durante el Gobierno de Facto auto proclamado Proceso de Reorganización Nacional, se corren los límites originales, llevando al Parque Cariló a pertenecer al partido de Pinamar. Dejando, así, de formar parte del partido de General Madariaga
En 2012 debido a la inestabilidad política e ineptitud transmitida desde la Municipalidad de Pinamar, los vecinos y comerciantes del Parque Cariló impulsaron la propuesta de volver a pertenecer a la jurisdicción de General Madariaga. Esta medida fue repudiada por el municipio.​ Hoy en día la propuesta se encuentra siendo tratada en la legislatura de la Provincia de Buenos Aires.

Personalmente fui con otra expectativa. Por lo que me habían comentado, Cariló era mas parecido a La Pedrera, pero, lo que me encontré es que ya casi no queda bosque. Está todo loteado, y el acceso me recordó a un country o barrio privado. Fue una jornada de caminata muy linda, pero que no tuvo nada de pintoresca. ¿Juntar piñones para el pesto? En tus sueños.

De todas formas traje este albumcito de detalles, para que se den una idea de como es el lugar…



Gracias por caminar conmigo, nos vemos en el próximo destino! :)