El cuarteto del guitarrista norteamericano cerró la programación jazzística promovida por el Taller de Músicos
EDUARDO G. SALUEÑA El ciclo gijonés «Jazz en el Centro» ofreció, el pasado miércoles 21, un recital que combinó paisajes sonoros, fieras improvisaciones e intrincadas melodías. Ryan Blotnick Quartet está formado por dos músicos norteamericanos (el saxofonista Ned Ferm y el propio Blotnick) y dos daneses (el contrabajista Jonas Westergaard y el baterista Kresten Osgood). Westergaard, Osgood y Blotnick también funcionan como trío independiente. La calidad de los cuatro instrumentistas es indiscutible, habiendo desarrollado cada uno su propia trayectoria en directo y en estudio con músicos como Michael Blake, Jeff Williams, Tim Berne, Brad Mehldau, Kurt Rosenwinkel, Avishai Cohen (el trompetista), Sam Rivers, Cedric «Im» Brooks, Nigel Hall o Joshua Redman. El propio Blotnick mantiene su participación en proyectos diversos que van desde el afrobeat hasta el free-jazz, pasando por el soul y hasta por una revisión contemporánea de las composiciones vocales de Carlo Gesualdo (1566-1613).El concierto, que tuvo lugar en el salón de actos del Centro de Cultura Antiguo Instituto, convocó a numerosos curiosos aunque no todos se quedaron hasta el final debido a su explosiva forma de asumir la improvisación. Uno de los elementos más sorprendentes y positivos de la formación fue su espíritu de creación colectiva, sin que primase un carácter solista demasiado marcado en las intervenciones (en ocasiones, los propios acompañamientos cobraban suficiente importancia como para determinar el resultado final en cada solo instrumental). Ello también se enfatizó a través de los ritmos fluctuantes de Osgood, quien no dudaba en marcar fuertes contrastes de intensidad (acentuados con gritos y ciertos manierismos un tanto histriónicos) e incorporar silencios que rompían con el continuo en algunas piezas. Cada músico, además, hizo uso de diferentes recursos expresivos (muy notables el frullato en el saxofón o la utilización de los armónicos en el contrabajo), produciendo un collage tímbrico que se adentró por terrenos experimentales, en su mayoría, adoleciendo quizás de otras incursiones en el repertorio que restasen algo de densidad. «Speak to me», composición de Blotnick, fue un buen ejemplo de la fórmula del cuarteto: un jazz cercano a la escena Downtown de Nueva York y que se nutre tanto de compositores como Karlheinz Stockhausen o John Cage, como de instrumentistas en la línea de John Zorn, Ornette Coleman o Sonic Youth. Una propuesta que demanda una escucha abierta y que refleja la variedad y la atención a los discursos contemporáneos por parte del Taller de Músicos.
Fuente: http://www.lne.es/sociedad-cultura/2011/12/24/explorando-traves-improvisacion/1175618.html