domingo, 26 de abril de 2020

Vuelo Salta–Buenos Aires

¡Último capítulo de este alucinante paseo por el NOA! Y porque todo lo que comienza, concluye, hoy les comparto las alucinantes imágenes que me traje de mi vuelo Salta – Buenos Aires, luego de mi último destino, en la tucumana Tafí del Valle.

Me volví al día siguiente de la mencionada travesía, desde la capital tucumana, a la capital salteña, sin sobresaltos. Volver a caminar por esa ciudad, a un mes de mi arribo (Vuelvo Buenos Aires – Salta), fue espectacular, y me ayudó a poner en perspectiva todas las aventuras que había vivido, no solo en Salta sino también las que ni me imaginaba que viviría en Jujuy, Catamarca y Tucumán.

El vuelo incluyó una breve escala en Jujuy, y si, fue la primera vez que hice un vuelo con una escala.

Sin dudas, haberme ido solo con una idea, con algunos nombres apenas bosquejados, hizo que el viaje tuviera un desarrollo sumamente orgánico, permitiéndome distribuir el tiempo entre destino de una forma muy equilibrada, tal como el recorrido me iba pidiendo, dando como resultado uno de los meses mas intensos de mi vida, y si no me creen, miren lo que tardé en desandar esas vivencias: Ni mas ni menos que un año y cuatro meses, en entregas semanales.

Obviamente ni me mis sueños mas ambiciosos me hubiera imaginado esa tremenda cantidad de vivencias en tan perfecta sucesión. ¿Fue la suerte de estar en el momento correcto en el lugar correcto? ¿Fue la experiencia, y por ende la confianza?. Nunca lo voy a saber.

Lo que sí sé, es que hoy mas que nunca tengo ganas de seguir con este proyecto de recorrer toda la argentina, que comenzó hace diez años, y que si todo se alinea, podré continuar en 2021.

Gracias a todos por su compañía, sus sugerencias, y en muchos casos hasta por recibirme en sus casas.

Nos reencontraremos en el próximo destino!! :)



Repasá éstos y el resto de los destinos que visité hasta ahora, desde Mis Viajes.

domingo, 19 de abril de 2020

Turisteando por Tafí del Valle

La mañana en la sencilla Amaicha del Valle había sido un lujazo, así que ya disponiéndome a volver a la capital tucumana, me disponía a hacer una buena escala en la turísticamente impuesta Tafí del Valle, donde mis expectativas, estuvieron a la altura.

Como les conté anteriormente, el camino de ida fue un lujazo, siendo un destino en sí mismo. La experiencia en Amaicha fue maravillosa y auténtica, pero ahora, ya emprendiendo el retorno, obviamente no podía dejar de visitar Tafí del Valle, predispuesto a una experiencia diametralmente opuesta, en un destino a sabiendas, súper preparado para el turismo.

Y fue tal cual. Para los que conozcan la costa bonaerense, el paralelismo es inmediato: Amaicha es Ostende y Tafí es Pinamar. Pero bueno, no todo es tan terrible. Para pasar el día, y si obviamos el circuito comercial con el que el hombre corrompe al paisaje, la gran ventaja de visitar Tafí es justamente, su privilegiado punto de vista de la geografía que lo rodea. Ésto nomás hace valer la experiencia y por mucho!

Es que la ciudad de Tafí del Valle se ubica prácticamente en el centro del bellísimo Valle de Tafí, que separa las elevadas cordilleras de la Sierra del Aconquija al sur, y las Cumbres Calchaquíes al norte. Este mismo valle es el importante paso que conecta los Valles Calchaquíes al oeste, con la gran Llanura Chacopampeana al este, comunicándose con la ciudad de San Miguel de Tucumán por las rutas 38 y 307, con unos 126 km de separación entre ambas.

Taktikllakta (En idioma cacán: "Pueblo de la espléndida entrada"), parece haber sido el nombre inicial del poblado y el valle que domina, simplificado por los españoles como Tafí (Téngase en cuenta que en Tucumán existe otra importante ciudad con el nombre Tafí: Tafí Viejo).

El poblamiento originario supera los 2 milenios: Desde los años 300 a. C. y hasta 800 d. C. se desarrolló la cultura Tafí en el piedemonte de la selva oriental tucumana. La sociedad se componía de grupos familiares que habitaban aldeas de hasta una decena de recintos circulares.

A mediados del siglo XVI inician su presencia los españoles, pero la presencia española sobre el valle no pudo consolidarse inmediatamente, ante la resistencia ofrecida por los diaguitas, en especial la ofrecida por la parcialidad de los calchaquíes.

En 1636 el valle es ofrecido como Merced Real a la familia española de los Leguizamo y Guevara, que fundan una estancia. Tal estancia es comprada por los jesuitas, que ya se habían establecido en la zona en 1617. Débese a los jesuitas el inicio de los lacticinios y en especial la producción de excelentes quesos en este valle, actualmente el producto emblema de la región.

A partir del 2003, se comenzó a incluir esta zona turística entre los paquetes internacionales dentro de lo que comprende el circuito del NOA, con el consecuente desarrollo que esto trajo.

Uno de los principales atractivos de la zona turística de Tafí son sus menhires (del celta men: 'piedra', hir: 'larga'). Se trata de monolitos hitifálicos, tallados por los indígenas locales de la cultura Tafí. En un principio, se encontraban esparcidos por todo el valle pero, durante el gobierno de facto de Antonio Domingo Bussi, con impericia científica se los reunió a todos en el Parque de los Menhires cercano a la localidad de El Mollar, con la excusa de preservar su integridad y evitar daños ocasionados por parte de los turistas que los visitan. En dichos menhires podemos encontrar diferentes grabados.

En la entrada oriental se puede encontrar la localidad de El Mollar, que ofrece una completa infraestructura turística complementando a la de la ciudad de Tafí del Valle. Casi inmediatamente a El Mollar, y continuando hacia Tafí del Valle, se encuentra el lago de la Angostura, que además del paisaje entre altas montañas frecuentemente nevadas, ofrece el atractivo de la pesca y los deportes náuticos. Del mencionado lago sale el correntoso y límpido río Los Sosa, que discurre hacia el naciente por cañones formando saltos.

A menos de 1 km del centro de Tafí del Valle se encuentra el Conjunto Jesuítico de La Banda (construido a inicios del s. XVIII), y el cerro Ñuñorco Grande. En el km 58 de la Ruta Provincial 307, a 2 km de Tafí del Valle, se encuentra el Museo Casa Duende, dedicado a las creencias, mitos y tradiciones de la región.

Como es de esperarse, Tafí ofrece una gran variedad de actividades tales como cabalgatas, recorridos en vehículos 4x4, trekking, windsurf, parapente y visitas a sus iglesias y estancias.

En ésta localidad, cada verano se celebra un torneo del deporte nacional argentino, el pato, con la concurrencia de deportistas de toda la Argentina, coincidiendo en época con otro evento emblema de la región, el Festival Nacional del Queso, que se realiza cada febrero.

Ahora si, los invito a recorrer el poblado y sus alrededores, para que conmigo, puedan apreciar los contrastes y bellezas naturales con las que Tafí del Valle nos abraza en nuestros paseos.



La próxima semana, las últimas imágenes de este increíble recorrido por el NOA, desandando el vuelo entre Salta y Buenos Aires










domingo, 12 de abril de 2020

Descubriendo Amaicha del Valle

Habiendo disfrutado plenamente de San Pedro de Colalao, lo único que restaba al itinerario que quería hacer en ésta oportunidad era el circuito noroeste de la provincia. Amaicha del Valle, sería mi primer destino.

El viaje de unos 165KM, entre la capital tucumana y el poblado, fue un lujazo: La primera parte hasta Famaillá ya la conocía, pero el gran tramo de la ruta 307 fue alucinante. Un destino en sí mismo! Las curvas y contracurvas en permanente ascenso penetran por la selva tucumana de la reserva natural quebrada de los Sosa, y es una experiencia increíble. La ruta pasa por tres parajes destacados: "El Indio", "La Heladera", y "El Fin del Mundo". Pura belleza natural!

Amaicha del Valle es una comunidad indígena de, según el censo de 2010 de 1,327 habitantes, del pueblo calchaquí, que fundamenta su condición de tal invocando la Cédula Real de 1716, ya que los calchaquíes de la tribu Amaicha no adhirieron a las guerras calchaquíes contra los españoles. Como Comunidad Indígena, tiene sus instituciones ancestrales, tales como el Cacicazgo y el Consejo de Ancianos. También tiene un extenso territorio que, en la actualidad cubre desde el Abra de El Infiernillo, continuando por las Cumbres Calchaquíes hacia el Norte, hasta el cerro Pabellón y, en dirección Oeste, hasta la ribera este del Río Santa María.

El estado de la provincia de Tucumán tiene presencia en el territorio Amaicha a través de diversas instituciones, entre otras la Comuna Rural de Amaicha del Valle.

El poblamiento originario data de hace 2300 años, momento en que se establecieron pueblos agricultores y recolectores, probablemente antecedentes de la cultura Tafí.

A mediados del Siglo XVI iniciaron su presencia los conquistadores, pero la ocupación española sobre el valle no pudo consolidarse inmediatamente, ante la resistencia ofrecida por los calchaquíes. Sin embargo, los Amaicha no adhirieron finalmente a la resistencia, y esto hizo que los españoles vencedores les permitieran a los Amaichas mantenerse en sus territorios ancestrales.

Finalmente, en 1716 los españoles firman la Cédula real de 1716, reconociendo a los pueblos originarios como poseedores de las tierras

Recorran conmigo en esta miniserie fotográfica, el centro de esta hermosa comunidad y su periferia. Una verdadera perla, en el noroeste tucumano.



La semana que viene, desandamos el último destino que visité en este viaje: Tafí del Valle






domingo, 5 de abril de 2020

Disfrutando en San Pedro de Colalao

Luego de mi paso por El Cadillal, estaba listo para hacer un paseo ya mas lejos de la capital tucumana, subiendo prácticamente al límite con la provincia de Salta, para disfrutar del día en el pueblo de San Pedro de Colalao.

San Pedro de Colalao es una pequeña ciudad y comuna rural ubicada en el Departamento Trancas. Es considerada como la primera villa turística del "Jardín de la República" y es llamada "La Sucursal del Cielo", formando parte del Circuito turístico Valle de Choromoros, contando con un variado número de atractivos turísticos de los cuales se destaca La Gruta de Lourdes, La Piedra Pintada, El Puente del Indio, La Laguna Escondida y El Cabildo Indiano, y desarrollándose en sus cercanías, asientos de la antiquísima Cultura La Candelaria.

La localidad recibe su nombre de la antigua (prehispánica) parcialidad pazioca llamada colalao (la desinencia ao, en cacán y al parecer, también en lule, significa poblado, kolal en el primero de los idiomas significaría "principal" o "jefe").

A fines del siglo XVII el Capitán Pedro de Ávila y Zárate y el sacerdote Luis Marañon fundaron con cuarenta y siete indios, la encomienda de San Pedro de Colalao. Allí está el origen de esta villa rodeada de imponentes estancias, donde en 1858 la comunidad lugareña donó terrenos para la iglesia y, con la venta de lotes, se comienza a formar un núcleo de población. En el año 1901 se creó la comuna de la villa y en 1902 fue fundada la Iglesia de San Pedro. Es allí donde los jesuitas enseñaron a los lugareños las labores agrícolas y artesanales.

Entre sus habitantes inicialmente se contaron los pueblos originarios (indígenas) aunque tras la conquista española en el s XVII gradualmente la zona fue poblada por gauchos criollos que viven en la zona, además desde 1914 llegaron una gran cantidad de inmigrantes desde Siria, El Líbano, Francia, Italia y España, formando un verdadero "Crisol de Razas".

El clima del pequeño valle es muy ameno (mesotérmico) con noches frías en invierno (especialmente en julio cuando llega a nevar) y suavemente cálidas en verano (enero, con noches frescas) por lo cual merece el calificativo de Villa Veraniega.

En San Pedro de Colalao durante el veraniego (sur) mes de enero se celebra el Festival Nacional de la Humita, luego en febrero el Festival Nacional del Quesillo y el Festival Nacional de la Nuez, también en febrero (el 11 de ese mes) se celebra la festividad de nuestra señora del Lourdes, y se realiza una mega escenificación de la vida de Santa Bernardita y de las apariciones de la virgen, en un escenario natural que cada año convoca a fieles de distintos puntos del país.

En el centro del poblado de San Pedro se ubica la plaza Leocadio Paz, en la misma se realizan el 29 de junio las principales celebraciones dedicadas al santo patrono (es decir san Pedro) y a la Semana Santa y en otros sitios suelen encontrarse puestos de artesanos que ofrecen camperas (chaquetas de cuero abrigadas), rastras (amplios cinturones gauchos adornados con monedas o cospeles metálicos, generalmente de la aleación llamada alpaca, o de plata vasca o de plata repujada y nielada con oro u otros metales), sombreros gauchos (por lo general "chambergos " alares), fustas, taleros, trastos, mantas etc.

También en las inmediaciones existe el Zoo Carlos Pellegrini que forma parte del Instituto homónimo adjunto a la UNT, tal instituto posee una extensa Reserva Fitozoológica San Pedro de Colalao que entre su fauna cuenta con pecaríes (llamados "chanchos de monte"), tapires (antas), ciervos taruca, zorros, comadrejas, pumas ("leones"), yaguares ("tigres"), ñandúes ("avestruces"), se intenta reintroducir el oso de anteojos, entre otros cientos de especies.

A solo 3 kilómetros del centro de la plaza Leocadio Paz, tras el panorama de Monte Bello se encuentra el Ojo de Agua, una gran vertiente o manantial por las que fluyen las límpidas aguas desde la cordillera, a 8 km. se encuentra el interesante sitio arqueológico de La Ovejería, en el cual pueden observarse atractivos petroglifos labrados antes de la invasión incaica. A 15 km se ubica el paraje de Hualinchay que ofrece nuevamente bellos paisajes montanos pendiendo sobre el río Tacanas, allí existe un Museo Arqueológico basado principalmente en piezas de la citada Cultura Candelaria. Otros sitios muy interesantes de la periferia son Chulca, Monte Bello, Puerta del Indio y Campo la Chuña.

En San pedro de Colalao existen albergues, hosterías, hoteles, restaurantes, bares y pizzerías en los cuales se pueden degustar asados (de vaca, ternero, oveja, chivito, chancho, pollo y pavo), empanadas, locro, tamales, pizzas criollas, tallarines, achilatas, y dulces regionales. Existen también lugares ideales para el turismo de aventura y turismo sostenible.

Me resultó imposible abarcar todo, y más a pié, en la jornada en que fui, pero obviamente, me prometí volver a disfrutar de cada una de las maravillas que no tuve el placer de recorrer. sin dudas, éste fue uno de mis destinos favoritos, dentro del paseo por Tucumán.


La próxima semana, comenzamos a despedirnos de Tucumán, desde Amaicha del Valle