El Sitio Arqueológico Pueblo Perdido de la Quebrada, ocupa una meseta a 700 msnm, en la zona conocida como Quebrada del Tala, junto al río del mismo nombre. El Pueblo Perdido de la Quebrada representa un testimonio de inmenso valor de lo que fue la cultura de “La Aguada” en su fase inicial, hace más de 1.500 años. Se trata de un conjunto de más de 40 recintos levantados con piedra y techos de torta de barro o ramas entretejidas, agrupados alrededor de un espacio común o Corresponde a una sociedad basada en la economía agrícola, la que a través de la construcción de muros de contención evitaba la erosión del terreno y a través de represas, canales y acequias de riego, realizaba el manejo del agua.
El cultivo lo desarrollaba en las terrazas de cultivo, donde producían maíz, porotos, papas, calabazas y otros alimentos. El entorno natural del sitio se destaca por la presencia de grandes cardones, que en algunos casos, alcanzan los 10 metros de altura y varios siglos de antigüedad.
Aquí también pueden, en el centro de interpretación, obtener toda la información relacionada con el sitio y su proceso de investigación y recuperación, iniciados en el año 1991. En sus salas se exhiben piezas y elementos encontrados durante los trabajos de excavación del sitio.
Sin dudas, la visita guiada es plenamente enriquecedora y recomendable. El Pueblo Perdido, sin dudas es otro de los grandes pilares del amplio patrimonio arqueológico con el que nos encontraremos casi en cada lugar que visitemos en Catamarca. Desde ahí, nos fuimos a visitar la gruta de la Virgen del Valle.
Nuestra Señora del Valle, ostenta entre otros títulos de patronazgo, patrona de la provincia de Catamarca. La supuesta “aparición” de la venerada imagen de la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora del Valle, tuvo lugar entre 1618 y 1620, teoricamente, en la gruta que visitamos, en Choya. Que se yo, es medio raro que justo a los habitantes originarios se les haya “aparecido milagrosamente y de la nada” una virgen católica, que justo justo justo, era morena como ellos, ¿No?
Sin dudas la curiosidad de al menos ver y conocer el entorno, el ambiente, y todo el circo comercial montado al rededor, hacen que valga la pena acercarse a este curioso y venerado paraje.
Volviendo a nuestra ruta original, me deleité con un punto panorámico en la ruta, también conocido localmente como “El Balcón de La Ciudad”, desde donde se puede apreciar la urbe catamarqueña desde “La vereda de enfrente” a la vista desde el principio de este recorrido, visitar un monumento a la Mujer Aborigen, y finalizar la jornada desde el Mirador del Dique El Jumeal.
El Dique El Jumeal es un pequeño espejo de agua ubicado al pie de la Sierra Colorada en los faldeos del Ambato. Este embalse se alimenta del Río El Tala, y fue construido como reserva en 1.942. Su nombre proviene de “jume”, planta parecida al junco, característica de la zona.
El camino a El Jumeal transcurre por una altura superior a 700 m.s.n.m. Los paradores que miran hacia la Ciudad o hacia la cascada que alimenta al dique, constituyen verdaderos balcones para el disfrute del paisaje montañoso y verde, de los edificios sobresalientes y del progreso de la ciudad con sus nuevos barrios.
Como siempre, en el siguiente álbum, van a poder encontrar un resumen en imágenes de tan fantástica mitad de jornada.
La semana que viene, dejamos atrás la capital, para ir en búsqueda de otro clásico de Catamarca: La Ruta del Adobe…