domingo, 14 de febrero de 2016

Recorriendo la Ruta Jesuítica – San Ignacio Miní

Y tras internarnos en las ruinas de Nuestra Señora de Loreto, seguimos camino al quinto destino de nuestro recorrido de rutas jesuíticas protegidas por la UNESCO. Las archi famosas ruinas de San Ignacio Miní.

A unos 60 KM de Posadas llegamos a San Ignacio Miní, una misión jesuítica fundada a comienzos del siglo XVII para evangelizar a los nativos guaraníes.


La misión original fue dirigida por los sacerdotes José Cataldino y Simón Maceta en la región que los nativos llamaban Guayrá y los españoles llamaron La Pinería, en el actual estado de Paraná, alrededor de 1610. En 1631, la mayor parte de las reducciones fueron asediadas y destruidas por los bandeirantes paulistas o mamelucos. Sólo las de San Ignacio y Nuestra Señora de Loreto resistieron los ataques, pero en 1632 decidieron trasladarse a la región de Paranaimá, hacia el oeste.


Pese a la organización de milicias nativas organizadas y entrenadas por los jesuitas de vocación militar, las hostilidades obligaron a replegarse nuevamente hacia el este, a su ubicación actual, en donde en 1696, tras haber tenido diversos emplazamientos que fueron abandonados más tarde, se reestableció definitivamente. Recibió entonces el nombre de San Ignacio Miní ("la menor", en guaraní) para distinguirla de la anterior San Ignacio de la zona, llamada luego San Ignacio Guazú ("la mayor").


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En la actualidad San Ignacio Miní es la mejor conservada de las misiones en territorio argentino. La planta de la misión es la común a la mayoría de las construidas por los jesuitas en la época: alrededor de una plaza central se distribuyen la iglesia, la Casa de los Padres, el cementerio, las viviendas y el cabildo. En la construcción de San Ignacio se empleó la piedra local, el asperón rojo, en grandes piezas. La dimensión de los trabajos ha permitido que, pese a años de deterioro, la mayor parte de los muros siga en pie.


Las Ruinas Jesuíticas de la Misión de San Ignacio Miní fueron declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1984.


En la localidad se encuentra también un museo y centro de interpretación, que provee información de la historia y la cultura de las misiones, además de contar con el mejor de los espectáculos nocturnos de todas las misiones que brindan este atractivo. Una visita realmente inolvidable, que aunque tiene un costo aparte del abono que nos permite recorrer todo el circuito de ruinas argentino, no puedo mas que recomendar enfáticamente.

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La semana que viene, seguimos camino hacia el este, en búsqueda de la costa del Rio Uruguay, pasando por algunos saltos misioneros