domingo, 24 de junio de 2018

Domingo en Uribelarrea


Uribelarrea. Me sonaba de nombre y por eso fui, como me pasa con todos los destinos que visito. Y me gustó la idea porque Uribe prometía un pequeño viaje en el tiempo a principios del 1900, pero, ¿Cuánto de eso es auténtico y cuánto es escenográfico? Vamos a investigarlo…


El pueblo fue fundado en 1890, cuando Miguel N. de Uribelarrea donó tierras para establecer una colonia agrícola. El rápido impulso del fundador hizo posible la inauguración de la iglesia ese mismo año.


En 1892, comenzó a funcionar la estación ferroviaria, que la conectó con las ciudades de Cañuelas y Lobos y en 1894 se fundó la Escuela Agrotécnica "Don Bosco", considerada la primera de su tipo en la Argentina.


Uribelarrea tuvo su mayor apogeo con el desarrollo de producción láctea, en la década del 30 y 40, cuando llegaron a instalarse 50 tambos y fábricas de queso, aunque este apogeo duraría hasta los años 60.


Hoy, éste pueblo catorce manzanas por cuatro, (con unos 1.300 habitantes), y rodeado de chacras y algunos emprendimientos productivos rurales, se redefine a partir de proponerse como un destino de mini escapada rural para pasar el día.


Ahora, si bien hay propuestas auténticas, como la estación de tren y su museo de herramientas y maquinarias agrícolas, los muros de ladrillo a la vista de sus casonas centenarias y las calles de tierra, el corazón de la movida son los “Restaurantes de Campo” y “Casas de Té” (?), ambientadas de forma rústica e intentando ser pintorescas a los ojos de los visitantes, (Que en su mayoría provienen de la capital), pero que distan mucho de la autenticidad que uno esperaría encontrar en un pueblito de campo.

Basta con decir que entré a uno de los lugares típicos frente a la plaza, y la dueña o encargada estaba indignada porque “se le metían los perros callejeros”. Se me hizo evidente que tenía que huir de ahí.
¿Y los precios de este mini polo gastronómico rural? Obviamente altos, aprovechando la circunstancias: El visitante al mediodía se encuentra en un pueblo que queda a cuatro kilómetros de la ruta, rodeado de campo, en donde la propuesta gastronómica mas cercana e interesante se encuentra en la vecina ciudad de Cañuelas.


Entonces ¿Vale la pena ir a Uribelarrea? Digamos que si, si la idea es pasear y conocer la plaza Centenario de diseño octogonal, (Una de las pocas que existen en el país), o la Capilla Nuestra Señora de Luján, con sus ojivas de estilo neogótico, y la torre el campanario y la fachada lateral con estilo neocolonial, siendo una de las pocas iglesias donde se destaca el escudo nacional, y habiéndose grabado en ella el sepelio del padre de Evita en la película de Alan Parker, de cuyo rodaje se conservan algunos vitreaux.


Eso si, al mediodía, sigan mi consejo: En el familiar Club de Fútbol de Cañuelas se come fenómeno, y a mejor precio ;)