Todos y, evidentemente, los amantes del deporte con más asiduidad, estamos acostumbrados a que nos “asalten”, desde la prensa escrita e internet, las imágenes de deportistas en plena acción. Pero, ¿qué hay detrás de esas fotos?
La primera sorpresa desagradable para los que se internan como aficionado a la
fotografía deportiva es que, para que los resultados sean “decentes” el equipo tiene que ser de un nivel medio alto, (Repito, estamos hablando de conseguir resultados óptimos, todos hemos visto a gente en un campo de fútbol sacando fotos con una compacta…), sobre todo para eventos deportivos que no se practiquen al aire libre.
Hay que tener en cuenta tres consideraciones básicas a la hora de elegir nuestro equipo. Estas prioridades se resumen en tres:
- Una cámara que trabajando con ISOS altos no genere ruido.
- Objetivos que enfoquen muy rápido.
- Y objetivos que sean muy luminosos.
Empecemos por el primer punto. Aunque muchos de los eventos deportivos en los que hagamos fotografías serán durante el día y en espacios abiertos, otros muchos, especialmente en invierno, se desarrollarán ya de noche y en lugares cerrados, con lo que la iluminación decrecerá bastante. A todo eso hay que sumarle que, como lo que queremos es congelar la acción, tendremos que disparar la foto a velocidades altas, por lo que tendremos menos tiempo de apertura del obturador, que habrá que compensar con el obturador y la ISO. Pero eso lo ampliaremos en el próximo post, en el que veremos las cuestiones técnicas.
El segundo y el tercer punto los podemos englobar en uno. Al hablar de objetivos para fotos deportivas, esos dos aspectos son esenciales. Lo ideal es poder permitirnos un objetivo de una
luminosidad de entre 1.8 y 2 y que sea hipersónico… Pero claro, eso es lo ideal, y sobre todo si uno quiere dedicarse a ello profesionalmente y, además, tiene una cuenta corriente con varios ceros… Y es que para este tipo de fotografía el objetivo básico es un tele ( 300mm como mínimo) y sobre todo cuando se es aficionado, ya que las gradas suelen estar muy lejos- para fotografiar bien, se entiende- de la acción. Y si hablamos de teleobjetivos, hay que tener en cuenta que uno luminoso (de f4 para abajo) suele tener un precio por encima de los mil euros como mínimo, de ahí que habitualmente se usen otros no tan luminosos (f5,6- f, 6,3) que son más económicos, y compensemos esa pérdida de luz con la ISO de la cámara.
En el próximo post os comentaré los aspectos técnicos y algunos consejos y trucos para mejorar esas fotos deportivas que os podáis sentir tentados a hacer cualquier fin de semana cerca de vuestra casa.
Fuente:
http://altfoto.com/2012/02/fotografia-deportiva-i-captando-el-movimiento
Como ya comentaba en el anterior post, el objetivo más usado en deportes es el teleobjetivo, de 300mm en adelante. Lo ideal sería usar una lente fija, pero volvemos a encontrarnos con uno de los principales escollos de siempre, su precio.
Por eso resulta muy habitual ver a mucha gente cubrir eventos deportivos de cualquier índole (salvo los profesionales, por razones obvias) con
teleobjetivos zoom. La ventaja de estos objetivos es que podemos hacer fotos muy centradas en la acción, y sin necesidad de cambiarlo, hacer otras más panorámicas que
sitúen al espectador en el lugar donde ésta se desarrolla.Y es que la fotografía deportiva debe ser
muy descriptiva. Y según la utilidad que se le vaya a dar, debe ser capaz de transmitir sensaciones. No es lo mismo una foto para ilustrar el resumen de la jornada futbolística en un periódico (en la que habitualmente vemos la acción congelada) que fotos de corte más
publicitario para, por ejemplo, una competición de motor, o una estación de esquí. Estas últimas deben transmitir velocidad, vértigo, rapidez. Algo que atraiga a quien las vea y termine pensando
“eso es lo que quiero sentir”.
Tanto si lo que queremos conseguir es una u otra cosa, lo fundamental es
manejar las velocidades. Y no solo de los deportes que fotografiemos, si no de nuestro equipo. Pongamos como ejemplo que vamos a hacer las fotos con un teleobjetivo de 300mm. Hay una regla (no escrita) que nos aconseja que, a la hora de congelar un sujeto, la velocidad debe ser, como mínimo,
la misma que la distancia focal que estemos usando. Esto es, si vamos a usar un tele a su máxima distancia (300mm) nuestra velocidad debe ser de 1/320 o superior. Evidentemente, cuanto más alta sea la velocidad, más fácil será congelar la acción. Pero ¡ojo! En este punto debemos volver a pensar en la luminosidad de nuestro objetivo y el valor ISO que estemos usando. En exteriores y en días soleados no tendremos problemas, pero si las fotos las queremos sacar en un pabellón cubierto, la cosa cambia… Veamos un ejemplo.
En esta foto, la velocidad usada es
inferior a la distancia focal (la velocidad es 1/125 y está hecha con el objetivo en 210mm), una ISO de 3200 y una apertura de f4.8 (el máximo para el objetivo que usé). Como podéis comprobar, TODO en la foto está ligeramente (o quizá no tan ligeramente) movido. Y es que una velocidad alta no solo ayuda a congelar el movimiento, también ayuda a contrarrestar la trepidación de la máquina debida al peso del teleobjetivo-según la marca y el modelo, pueden llegar a ser realmente pesados-ya que en este tipo de deportes se hace del todo imposible el uso de un trípode. La
trepidación es algo que notaréis sobre todo cuando más “abuséis” del zoom. Con esas distancias focales la profundidad de campo es realmente pequeña, con lo que cualquier mínimo movimiento, por imperceptible que os pueda resultar, se convierte en un auténtico desastre.
En esta foto quedará un poco más claro lo que quiero decir. Está hecha con una velocidad de 1/160 (ligeramente superior a la anterior) pero, a diferencia del otro ejemplo, aquí la distancia focal usada es de 140mm, INFERIOR por tanto a la velocidad. Al estar disparada con un F5 y con esa distancia, la profundidad de campo es muchísimo mayor, lo que hace mucho más fácil que esas trepidaciones nos arruinen la foto.
Pero si lo que queréis es darle
“vida” a la foto y que muestre movimiento y velocidad, es imprescindible que practiquéis el barrido, también conocido como
“panning”. Debo reconocer que no es una técnica sencilla, hay que practicarla mucho, pero una vez se consigue los resultados son sencillamente geniales.
Un consejo, si queréis aprender, es que comencéis disparando a objetos que se muevan
rápido y en perpendicular a vuestra posición. Para eso, nada mejor que un coche a mucha velocidad. Una autopista o una calle muy transitada os valdrán perfectamente. Si alguno ha jugado al golf, la técnica empleada es similar al movimiento con el que se hace el
“swing”: En el caso de seguir a un coche, hay que enfocarle desde el momento que le veamos aparecer, seguirle a través del visor, disparar cuando esté en el lugar que consideramos idóneo y, una vez hecho el disparo, acompañar su movimiento con la cámara, como si hiciésemos una foto panorámica. Esto último es muy importante, porque si cortamos el movimiento nada más realizar el disparo, la foto nos quedará
movida.
Otras dos consideraciones a tener en cuenta son la velocidad (para algo tan rápido como un coche bastará con una velocidad de 1/250) y que hay que disparar en
manual, ya que si dejamos el enfoque en automático corremos el riesgo de que la cámara varíe los puntos de enfoque durante el seguimiento y en el momento del disparo no enfoque bien, o haya enfocado un elemento del fondo.
Estas dos fotos están hechas en la misma carrera. En la primera comprobaréis el efecto del
“panning”. He enfocado al coche desde la recta antes de la curva, y en el momento de entrar en esta he disparado, continuando luego su trayectoria para dejar el fondo movido y dar sensación de velocidad. En la segunda, el vehículo está en la misma curva, pero como la velocidad usada es muy alta y no he hecho el movimiento tipo “swing”, parece que está casi parado. Si miráis las ruedas de los coches en ambas fotos comprobaréis que las de la segunda imagen están
“quietas” en comparación con la primera.
La fotografía de deportes, como todas las vertientes fotográficas, está siempre abierta a
“experimentos” y puntos de vista diferentes. No todo tiene que ser fotos generales, en las que mostremos lo que pasa en un campo, un pabellón o un circuito. Sed originales, cambiad los puntos de vista. Combinad con otras disciplinas fotográficas, la que más os guste. Nada atrae más la atención que lo inesperado. Si estáis haciendo fotos a vuestro sobrino jugando un partido de fútbol el domingo,
“olvidaros” de él por un momento y buscad un
retrato de algún chaval que vive intensamente el partido desde el banquillo. Haced un
macro de un balón, o de una parte del campo. Buscad un
reflejo en los alrededores y contad la acción a través de él.
Por seguir con ejemplos de mis fotos, he aumentado mi equipo con un objetivo ojo de pez. No es un objetivo con el que hacer un reportaje entero, pero en algunos momentos da mucho juego, sobre todo en deportes de acción: Aquí os dejo algunas muestras.
Pero , si de verdad queréis ver grandes fotos de
grandes profesionales, os dejo unos enlaces de algunos
maestros en esto del deporte, como son
Matthias Hangst y
César Lloreda
Fuente:
http://altfoto.com/2012/02/fotografia-deportiva-ii-consejos-practicos