martes, 17 de septiembre de 2013

Ocho juguetes antiguos tan curiosos como extremadamente peligrosos

Hasta bien entrado el siglo XX, muchos de los juguetes más populares entre los más pequeños eran también capaces de producir desagradables accidentes
Ocho juguetes antiguos tan curiosos como extremadamente peligrosos
En los últimos años es muy habitual leer noticias en las que se informa de la retirada del mercado de numerosos juguetes, casi siempre llegados de China, que no cumplen la normativa de seguridad europea y que, por tanto, pueden constituir un peligro para los niños. Sin embargo, unas cuantas décadas atrás, la seguridad infantil no parecía constituir un elemento tan importante como en la actualidad.
Al menos, eso es lo que se desprende de la lista publicada en el blog «Rincón abstracto» y que recopila ocho juegos que podían constituir un auténtico peligro para la integridad física de los más pequeños. A pesar de ello, estos juguetes fueron muy populares hasta bien entrada la segunda mitad del pasado siglo, algo que hoy sería absolutamente impensable.
1.-Set de soplado de vidrio Gilbert
Fabricar todo tipo de recipientes o figuritas de vidrio mediante la técnica de soplado es un auténtico arte, para el que se requiere fundir una bola de este material a más de 500 grados centígrados y luego darle forma soplando con la boca a través de un tubo. El juego incluía un manual en el que se proponían una serie de experimentos para comprobar las diferentes cualidades y la maleabilidad del vidrio caliente. El riesgo de sufrir graves quemaduras era más que evidente.
2.-Set de fundición de plomo Gilbert
Fabricado también por la empresa Gilbert, este estuche permitía crear un auténtico ejército de figuritas de plomo por uno mismo. Para ello, era introducir algunos lingotes de este tóxico metal en un pequeño crisol, recoger el plomo fundido y verterlo en un molde. Una tarea sumamente peligrosa, a pesar de que los anuncios con los que la empresa promocionaba estos paquetes que incluían todo lo necesario para hacer soldados, buques de guerra, aviones, cañones o caballos, se empeñaran en afirmar lo contrario.
3.-Locomotora Dockyard
En 1843 la compañía Stevens comenzó a comercializar una locomotora capaz de moverse por sí sola. Para ello, la Dockyard incluía un auténtico motor de propulsión a vapor, que obligaba a los niños a verter queroseno o alcohol en el tren y luego prenderle fuego. Por supuesto, la locomotora incluía una pequeña caldera de presión en la que generar el vapor que movería este peligroso ingenio.
A este riesgo se sumaba el hecho de que estas máquinas de vapor tendían a ir dejando un reguero de alcohol o agua mezclada con queroseno a su paso, algo que no impidió que la locomotora Dockyard se convirtiera en el juguete para niños más popular de Inglaterra a mitad del siglo XIX.
4.-Herramientas de trabajo eléctricas Powermite
Emular a los adultos siempre ha sido una de las grandes aspiraciones de los niños. Y precisamente eso era lo que permitían estas realistas herramientas fabricadas por la compañía Powermite en los años 60. A diferencia de las inofensivas herramientas de plástico que se comercializan ahora, estos aparatos eléctricos solo se diferenciaban de las usadas por los adultos por su reducido tamaño. Taladros, lijadoras y sierras venían acompañadas de instrucciones para construir pequeños proyectos en madera de balsa y espuma de poliestireno.
5.-Hornos y planchas que realmente funcionaban
Mientras los niños jugaban a hacer sus propios proyectos de bricolaje, a partir de la década de 1930 las niñas podían simular ser la perfecta ama de casa gracias a toda una serie de electrodomésticos en miniatura totalmente funcionales. Desde cocinas y hornos a planchas capaces de alcanzar una temperatura de más de 120 grados o tostadoras en miniatura, estos juguetes alcanzaron una gran popularidad debido a que instruían a las niñas para su vida adulta sin que estas se dieran cuenta.
6.-Juego de química Gilbert
Los juegos de química siempre han gozado de una gran popularidad entre los niños, además de suponer una excelente forma de acercarlos al apasionante mundo de la ciencia. Sin embargo, algunos de los 56 productos químicos incluidos en el estuche comercializado por laempresa Gilbert en los años 40, podían resultar potencialmente mortales. Entre ellos se encontraban, por ejemplo, el permanganato de potasio, que además de ser tóxico es conocido por generar incendios, o el nitrato de amonio, un producto utilizado como fertilizante que suele emplearse en la fabricación de bombas caseras.
Por si el peligro parecía escaso, el propio manual enseñaba a los niños a crear explosiones con pólvora, aunque incluía como única medida de seguridad la advertencia de que no intentaran reproducir el experimento a gran escala. No todos los niños la respetaron y tras enfrentarse a varias demandas, en las siguientes décadas los juegos de Gilbert cayeron en el olvido.
7.-Pistola mágica Austin
Diseñada en la década de 1950, la pistola Magic Austin permitía disparar bolas de plástico a más de veinte metros de distancia. Según sus fabricantes, las bolas eran disparadas gracias a una mezcla de «cristales mágicos» y agua que se cargaba en la parte posterior de la pistola.
El principal problema es que esos «cristales mágicos» eran carburo de calcio, un compuesto que al entrar en contacto con agua, forma un gas inflamable. Esta reacción provocaba una violenta explosión que lanzaba la bola a escasos centímetros de las manos y la cara del niño que disparaba el arma. La reacción es tan potente, que apenas unas gotas de saliva pueden desencadenarla.
8.-Laboratorio de energía atómica
Aunque hoy puede parecer una auténtica locura, entre los años 50 y 60, la energía nuclear era percibida como la fuente de energía del futuro y muy pocos se cuestionaban sus peligros. A fomentar esta visión pudieron contribuir enormemente juegos como el comercializado por el Club de Ciencias Básicas de América, que incluía muestras reales de metales radioactivos como uranio y radio, además otros elementos, como hielo seco, para ser empleados en los diversos experimentos que proponía.
Al menos, el laboratorio nuclear diseñado por Gilbert incluía, además de pequeñas muestras de material radioactivo, un pequeño contador Geiger, con el que los niños pudiesen medir la cantidad de radiación que recibían en cada sesión de juego.
Fuente: http://www.abc.es/tecnologia/redes/20130905/abci-ocho-juguetes-peligrosos-201309050822.html














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