lunes, 7 de noviembre de 2011

El origen de… el ventilador

(cc) Attila con la cámara
Sufrir porque hace mucho calor es un problema que ha afectado a los seres humanos desde el inicio de los tiempos. Las opciones para solucionar esta situación son variadas: pararse a la sombra, tirarse al agua, o abanicarse con algo. Esta última quizás es la menos práctica, considerando que a uno se le cansa el brazo usando un abanico. Los reyes antiguos solucionaron esto usando esclavos que se cansaran por ellos, pero no todos tienen esa opción. Así es como – antes del aire acondicionado – la invención del ventilador fue brillante, y el aparato sigue usándose en múltiples versiones hasta hoy.
Uno de los primeros ventiladores semi-mecánicos ya se usaba 500 años antes de Cristo en la India y Medio Oriente. El “punkah” era un ventilador que se colgaba del techo, cubierto por un marco de tela, que funcionaba cuando los sirvientes (o “punkawallahs”) tiraban unas cuerdas que permitían mover el ventilador. Sin embargo, las versiones autónomas – sin necesidad de sirvientes que lo impulsaran – no aparecerían hasta la Revolución Industrial, en el siglo XIX.
Uno de los primeros ventiladores mecánicos o “bomba de aire” apareció en 1832, construido por Omar-Rajeen Jumala. El aparato usaba grandes aspas metálicas o de madera y estaba pensado para la industria. Las hojas eran impulsadas inicialmente con ruedas hidráulicas, y se usaron en minas de carbón y fábricas.
Cuando Thomas Alva Edison y Nikola Tesla introdujeron la energía eléctrica de forma masiva a fines del mismo siglo, los ventiladores eléctricos comenzaron a aparecer. Fue, de hecho, un aprendiz de Edison el que en 1886 presentó el primer ventilador eléctrico.
El estadounidense Schuyler Skaats Wheeler estudiaba ingeniería en Columbia College, escuela que dejó a los 21 años para convertirse en asistente de electricidad en una empresa. Al año siguiente, comenzó a trabajar con Edison en su proyecto para construir la primera planta de energía eléctrica, basada en vapor. En esta empresa, Wheeler vivió el lanzamiento de la ampolleta, y luego trabajó en la instalación y operación de varias plantas de energía en los siguientes años. En 1886, Wheeler dejó la empresa de Edison y comenzó a trabajar con Crocker & Curtis Electric Motor Company, compañía dedicada al desarrollo de pequeños motores eléctricos. Este desarrollo fue lo que le permitió crear uno de sus mayores inventos: el ventilador eléctrico.

Wheeler también inventaría luego otras cosas, como ascensores eléctricos, controles para motores y otros. También se convirtió en presidente del Instituto de Ingenieros Eléctricos de Estados Unidos. Crocker & Curtis pasó luego a ser Crocker & Wheeler, instalada en Nueva York, desde donde se empezó a vender el ventilador de Wheeler, de tamaño pequeño diseñado para ponerlo sobre una mesa.
Poco después, el ingeniero alemán-estadounidense Philip Diehl creó una versión para poner en el techo, que permitía ventilar áreas más amplias. Diehl, que había sido aprendiz en las fábricas de máquinas de coser Singer, instaló unas aspas de ventilador sobre un motor de máquina de coser, poniendo todo luego todo en el techo, invento que patentó en 1887. Diehl luego haría otra modificación, agregando una articulación al ventilador, lo que permitía dirigir el aire. Este fue el primer ventilador oscilante.
En las primeras décadas de 1900, un ventilador común estaba hecho con aspas de lata, dentro de una caja de lata. Sin embargo, la reja contenedora tenía espacios bastante grandes, así que varios niños se hirieron los dedos y las manos jugando con el aparato. Después de 1920, los avances producidos en el trabajo del acero permitieron producir en masa ventiladores de distintas formas, bajando los precios y mejorando la seguridad. En los años siguientes, el diseño también llegó a estos aparatos, con modelos “art deco” y también con llamativos colores.

(cc) gibbyli
El aire acondicionado hizo que varios fabricantes salieran del negocio, pero el ventilador sigue siendo más barato y todavía es útil para tanto para capear el calor como para permitir recambios de aire dentro de un espacio. Aunque muchos han cambiado por fuera con distintos diseños y tamaños, por dentro siguen siendo prácticamente iguales a los de 1890 – excepto quizás por los modelos diseñados por Dyson, que no utilizan aspas de la forma tradicional para hacer viento. La mayoría son eléctricos, aunque también existen hidráulicos, con motores de combustión o a energía solar, de distintos tamaños y para distintos objetivos. Por ejemplo, el PC que estás usando ahora probablemente tiene uno adentro, al que seguramente escuchas trabajar como loco en los días calurosos.
Link: El origen de – Fuente: http://www.fayerwayer.com/2011/11/el-origen-de-el-ventilador/

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