jueves, 3 de febrero de 2011

Isaias Gil: Un baterista de excepción

El baterista mexicano, criado en Houston, ya entró en la élite de su oficio

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Isaías Gil, en el estudio de un amigo, comparte su oficio en grupos que van del rock a la salsa, pop, punk y en una banda de música cristiana cada domingo.

El primer lugar del concurso Drum Off 2010, entre más de 40,000 bateristas, fue para un houstoniano de crianza. Isaías Gil hizo historia, además, al ser el primer mexicano en conseguir ese premio que da a conocer a los mejores de su oficio.

"He participado en el concurso... por varios años. En el 2006 llegué a la final y no gané pero me propuse como meta en la vida un día ganar el Drum Off", dice Gil en entrevista telefónica desde Los Ángeles, California, a unos días de haber ganado el concurso el domingo 8 de enero.

El Guitar Center Drum Off, concurso organizado por la tienda de instrumentos musicales Guitar Center, se realiza desde 1989 y ha dado a conocer a bateristas de la talla de los estadounidenses Cora Coleman-Dunham, baterista del rockero Prince, y Tony Royster Jr, baterista del rapero Jay-Z.

Las reglas para participar en el certamen son que el baterista no haya grabado discos con fines comerciales y que su ingreso económico principal no sea la música.

Cada año se inscriben al concurso miles de chico jóvenes, bateristas amateurs o con muy poca experiencia profesional, en las 214 tiendas de Guitar Center en Estados Unidos y quienes van quedando descartados por etapas regionales hasta llegar a la final en enero en Los Ángeles.

Cada concursante tiene que pasar etapas de habilidades básicas como baterista que van desde seguir un ritmo determinado, los cuales en cada etapa se complican más, e improvisar.

Gil se llevó en el premio, entre otras cosas, 25,000 dólares, una batería hecha a su gusto y con especificaciones de diseño, un patrocinio de la bebida energética Monster Energy Drink y, además, la revista Modern Drummer, especializada en bateristas, le hará un reportaje.

"Cuando hice mi solo no estaba nervioso, me puse nervioso después. Pero por la gracia de Dios los jueces me escogieron a mi", dice Gil, de 26 años.

Sueños en la música

Gil dice que, el haber ganado el certamen de bateristas, lo pondrá en otra posición como músico.

"En Houston trabajo en un banco, de día, pero ganar el Drum Off me abriría las puertas para llevar esto a otro nivel... no sólo vivir del chequecito sino vivir más cómodo y tener oportunidades a un nivel profesional y, tal vez, internacional", explica Gil sobre sus deseos luego de haber ganado el concurso.

Gil llegó a vivir a Estados Unidos a los 2 años cuando su madre lo mandó desde su natal Acapulco, Guerrero, en el sur de México, para que lo criaran sus abuelos mientras ella se quedaba allá estudiando para ser maestra de primaria.

"Yo tocaba todo como si fuera un tambor y una de mis primeras fotos, ya aquí en Houston estoy tocando las ollas de mi abuela con las cucharas", explica Gil.

Batería de clóset

Gil cuenta que su amor por la percusión creció cuando comenzó a asistir a la iglesia cristiana con sus abuelos y viendo a los músicos tocar en el servicio religioso. Un día descubrió, por casualidad, que había una batería guardada en un clóset de la iglesia y que nadie usaba.

"Pregunté en la iglesia si podía usar la batería y me dijeron que sí y me la llevé a mi casa... estaba toda rota. En la cochera le pegaba pero sin saber que hacía, según yo copiaba lo que el baterista de la iglesia tocaba", rememora Gil.

En ese tiempo su gusto musical estaba definido por la música de la iglesia, las canciones del cantautor británico de rock Sting, y su baterista el estadounidense Vinnie Colaiuta, además de los éxitos pop de la radio en español en Houston.

Un día el disco acústico del grupo mexicano de pop-rock Maná le cambió la vida y, en especial, el trabajo, como invitado, del percusionista cubano Luis Conté.

"Escuché los ritmos y dije wow, me quise volver loco, yo quería tocar así... Escuchaba la batería y la percusión pero no las sabía distinguir, pensaba que era uno solo el que hacia todo. Hasta que vi el video entendí qué era lo que oía", recuerda Gil.

Del césped a los tambores

Ese disco, cuando tenía 15 años, fue el que hizo que Gil decidiera tomarse en serio la batería y comenzó a trabajar cortando el césped de sus vecinos para poder comprarse su primer instrumento con los tambores y platillos básicos.

"Cuando finalmente tuve la batería me compré libros de técnica para saber qué hacer, cómo agarrar las baquetas, cómo seguir un ritmo y hacer transiciones... y al mismo tiempo estudiaba en Elsik High School", cuenta Gil.

Para aprender más cada tarde, luego de la escuela, Gil se iba a pasar las horas de ocio en las tiendas de Guitar Center para probar las baterías y ver técnicas en los nuevos libros o saber más sobre nuevos tambores.

"Estaba horas ahí, hasta que cerraban, pegándole a todas las baterías. Preguntándole a otros bateristas que llegaban técnicas y estilos, ser preguntón fue mi escuela", revela Gil entre risas.

Además de sus horas en la tienda de música y de su trabajo diario en un banco Gil también ha colaborado como baterista de grupos locales de diversos estilos como el rock-pop latino de Mango Punch, el grupo de funk-rock Machine of Flight y, además, la banda de punk Sirens and Bombshells y en un servicio religioso cristiano todos los domingos en la Second Baptist Church, donde, como servicio, da clases de batería.

Ahora dice que, luego del concurso, la música será su única forma de sustento y dejará el trabajo en el banco.

"Hablé con mi esposa y le dije que yo quiero dedicarme a esto... de tiempo completo y de manera profesional", concluye Gil.

Fuente: http://www.chron.com/disp/story.mpl/sp/entretenimiento/7390345.html

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