martes, 27 de septiembre de 2011

El baterista Nick Mason revela los secretos de Pink Floyd

FLOYD EN LOS ‘70 “EN DOS O TRES AÑOS MÁS ES POSIBLE QUE TODA LA MÚSICA SEA YA BAJADA VÍA INTERNET”, DIJO NICK MASON (EL TERCERO, A LA DERECHA) A “CLARÍN” EN LONDRES.
FLOYD EN LOS ‘70 “EN DOS O TRES AÑOS MÁS ES POSIBLE QUE TODA LA MÚSICA SEA YA BAJADA VÍA INTERNET”, DIJO NICK MASON (EL TERCERO, A LA DERECHA) A “CLARÍN” EN LONDRES.
Entrevista. Nick Mason. El baterista habló con “Clarín” acerca de la reedición de la obra completa del grupo británico, con mejor sonido y temas inéditos. Aquí, cuenta cómo se concretó ese proyecto y niega que “The Wall” haya sido grabada tres veces.
Nicholas Berkeley “Nick” Mason es un caso especial. El baterista de 67 años es el único miembro de Pink Floyd que se ha mantenido constante desde su fundación en 1965 y participado en todos sus discos, y aunque el foco de atención de la banda recayó primero en Syd Barrett y –tras su forzado alejamiento- en Roger Waters y David Gilmour, Mason se interesó activamente y desde el principio por las aristas más experimentales de su música.
Tocar la batería para Pink Floyd ha sido su principal actividad durante casi 50 años, pero Mason se las ingenió, además, para producir discos de Robert Wyatt, The Damned, Gong y Steve Hillage, y para participar en esporádicos proyectos musicales como el álbum Fictitious Sports , de 1981, que lo juntó con varios músicos de jazz de avanzada. Toda banda que se precie tiene un archivista y Mason ha guardado recortes, reportajes, artículos, programas de recitales y demás souvenirs de Pink Floyd por cinco décadas. También fue el único miembro en escribir una biografía del grupo, Inside Out – A Personal History of Pink Floyd , publicada en Argentina con el título Dentro de Pink Floyd .

Era lógico, entonces, que cuando el sello EMI encaró la actual campaña de reediciones de Pink Floyd -a cargo de los ingenieros de sonido y productores Andy Jackson y James Guthrie-, Nick Mason se convirtiera en un protagonista del proyecto, dispuesto a actuar como interlocutor ante la prensa. Una soleada tarde de verano londinense, Clarín lo entrevistó, junto a Jackson, en el mismísimo lugar donde se grabaron muchas obras geniales de la banda que le puso su sello al rock progresivo británico: la sala 3 de los míticos estudios Abbey Road.

Nick Mason está relajado. Atrás quedaron los años de luchas intestinas que sangraron al último Pink Floyd de la era Waters y las posteriores fricciones por el uso del nombre. Parte de esa bilis se exorcizó con el masivo mini-concierto que reunió a la formación clásica para el festival Live 8 en Hyde Park, en julio de 2005. Por desgracia, sería un show irrepetible, ya que tres años después murió el tecladista Rick Wright. Tal vez ese inesperado memento mori explique por qué una banda que siempre fue reticente a revisar su historia haya aceptado, por fin, abrir al mundo sus archivos secretos, es decir, sus grabaciones ocultas.

“Quizás diez o quince años atrás no lo hubiésemos hecho”, reconoce Nick, “pero nos dimos cuenta que el tiempo apremia y que tal vez esta sea la última oportunidad de encarar un proyecto de esta naturaleza en un formato físico, con CDs y DVDs, porque en dos o tres años más es posible que toda la música sea ya bajada vía Internet. Pero el proyecto no habría prosperado si no hubiésemos encontrado un material que consideramos interesante y novedoso para los fans. Nuestra intención no fue tan solo hacerles comprar una vez más The Dark Side of the Moon o The Wall , sino mostrarles cómo fueron tomando forma esas obras”.

Sumergirse en el archivo de cintas le deparó a Nick varias sorpresas, como las grabaciones en vivo de la gira de 1972, donde Pink Floyd estrenó The Dark Side of the Moon . Mason confiesa que había cosas que no recordaba haber tocado, como una temprana versión del temaOn the Run con una sección cuasi jazzística. Le resultó tan extraña que al principio pensó que era otra banda y que habían archivado mal la cinta, hasta que lentamente le fue volviendo a la memoria.
Otro hallazgo es la mezcla provisoria que el ingeniero Alan Parsons hizo de The Dark Side of the Moon mientras la obra iba tomando forma. Aquí figura The Great Gig in the Sky , todavía sin la voz de Clare Torry, pero con un pasaje del órgano de Wright y efectos sonoros de la tripulación de la nave Apollo 17 comunicándose con la Tierra.

El raid por los archivos desenterró una versión alternativa de Wish You Were Here con una conmovedora parte de violín de una auténtica leyenda del jazz, el francés Stéphane Grappelli. Y también hay abundantes demos y outtakes del otro gran opus magnum de Roger Waters, The Wall .

Nick Mason dice: “No es verdad que hayamos grabado The Wall tres veces, como se dijo por ahí. A lo mejor es posible armar tres versiones diferentes de la obra con los demos originales de Roger y de David. Nosotros usábamos esos demos para tener una especie de mapa del disco y a partir de allí veíamos qué cosas funcionaban y cuáles no. Después comenzábamos de nuevo el proceso, alterando las partes que necesitaban cambios e insertando las que faltaban. Hubo temas que cambiaron de lugar y también ideas descartadas porque no funcionaban en ese contexto. No hay que olvidar que The Wall es una historia completa en sí misma. Estoy seguro de que me acordaría si la hubiésemos grabado tres veces… ¡Eso nunca sucedió, gracias a Dios!” (risas).

La misión de los ingenieros Jackson y Guthrie no fue sencilla: “Se esforzaron al máximo para arreglar y reconstruir el material, sobre todo las cintas en vivo -dice Mason-. Felizmente, ahora existe la tecnología como para hacerlo.” Jackson confirma las palabras del batero: “Fue un trabajo de artesano, largo y laborioso, en particular en el caso del recital del Empire Pool de Wembley, donde hubo que solucionar fallas técnicas, y recobrar efectos de sonido que estaban en el recital pero que no quedaron en la cinta. Nos pasamos días enteros delante de la computadora arreglando todo. Pero James y yo llevamos treinta años haciendo esto, así que sabemos de qué se trata”.

Bob Ezrin, el productor canadiense que trabajó con el grupo en The Wall , sostiene que Pink Floyd tiene algo mágico y atemporal que hace que su música sea redescubierta una y otra vez por nuevas generaciones. Mason es consciente de que ese legado no es solamente musical, sino que tiene que ver también con lo visual. “Estas reediciones fueron una oportunidad ideal para revisar todo y asegurarnos que la parte gráfica de los diferentes álbumes respetase el arte original y también permitirle a Storm hacer nuevos aportes.” Nick se refiere a Thorgeson, de Hipgnosis, la empresa responsable de muchas tapas de Pink Floyd a través del tiempo.

¿Cuántos tesoros quedan aún por ser rescatados del pasado de la banda? “No hay ningún misterioso álbum inédito esperando ser descubierto -dice Mason-. Pero sí existen cosas sueltas que podrían acompañar, por ejemplo, una reedición de nuestro primer disco. Está ese famoso cuarto single que nunca salió, y hay varios demos que anteceden a nuestro debut discográfico, con temas de nuestra etapa rhythm and blues, como Lucy Leave , I’m a King Bee , Walk With Me Sydney y Double O-Bo . Son bastante crudos pero resultan interesantes desde el punto de vista histórico, especialmente para los coleccionistas”.

Fuente: http://www.clarin.com/espectaculos/musica/secretos-Pink-Floyd_0_561543846.html

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